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Los campesinos y su organización

Del Comité Ejecutivo de la FEI para ser presentado al 8 de octubre de 1976 en el Primer Encuentro Regional de la FAO (Naciones Unidas), reunido en Tegucigalpa, Honduras.

En las condiciones de nuestro país, sometido a la opresión y explotación del imperialismo y de las oligarquías locales alineadas con los monopolios capitalistas, la lucha por la liberación social y nacional de nuestro pueblo es históricamente ineludible, y forma parte de la gran contienda mundial que libran los pueblos contra el imperialismo, y por la implantación de una sociedad libre de toda explotación del hombre por el hombre.

Entre los objetivos fundamentales de nuestra revolución nacional liberadora, anti-imperialista, anti-feudal y democrática, está la realización de una verdadera Reforma Agraria.

Esta Reforma Agraria tiene que estar dirigida a realizar las transformaciones de la estructura socio­económica del campo ecuatoriano, para beneficio de las masas campesinas indígenas y de todo el pueblo.

La Reforma Agraria significa la organización de grandes cooperativas, o asociaciones agropecuarias para la gran producción, altamente mecanizada, en pro de una economía agraria nueva que sea fuente abundante de abastecimiento de la población y del desarrollo industrial del país.

La Reforma Agraria incluye la ayuda crediticia y técnica, el aseguramiento de mercados y precios para los productos del campo, y también la solución a los problemas de la vivienda, la educación, la salud, la vialidad, el transporte, etc.

Una Reforma Agraria así concebida significa la liquidación del latifundismo y de todas las supervivencias feudales, comenzando por la entrega gratuita de la tierra a quienes la trabajan, fijando al mismo tiempo la extensión máxima que una persona puede poseer. Sólo sobre la base de estos principios será posible liberar a las masas indígenas de la opresión y la explotación, de la miseria e ignorancia a que las han sometido los latifundistas y terratenientes.

En el Ecuador, y con toda seguridad en los demás países de América Latina, excepto la Cuba Socialista, no se han realizado verdaderas reformas agrarias que cambien las caducas estructuras que imperan en el campo. Lo único que se ha hecho es liquidar formas precarias de trabajo feudal y semi-feudal que existían en el campo, dejando intacto el latifundio.

Es decir, el problema de millones de campesinos indígenas no ha sido solucionado. El indio sigue siendo "un paria en su propia tierra". Con justísima razón José Carlos Mariátegui señalaba que el problema del indígena no es de orden cultural ni religioso, sino un problema de tierras, ya que los indígenas están profundamente arraigados en ella. De ahí que es necesario, repetimos, realizar cambios profundos en la estructura socio-económica y política de la sociedad actual.

El latifundio en el Ecuador.- Según los datos de la Junta de Planificación Nacional, 1.212 latifundistas acaparan 1.568.300 Has.; mientras que los pequeños campesinos que representan 536.765 personas tienen 1.164.700 Has. Es decir que las 1.212 familias latifundistas y terratenientes tienen más tierra que 536.765 pequeños campesinos. Estos datos confirman que el latifundio supervive y no ha sido tocado.

El minifundio en el Ecuador.- La política de la dictadura militar de los años 1963-1966 que expidiera la Ley de Reforma Agraria -Ley elaborada por los mismos terratenientes-, propició con su política equivocada la minifundización del país, hasta llegar a contar con cerca de 1.000.000 de minifundistas, que tienen en propiedad de una a diez hectáreas como máximo. Esta política de minifundización, además de estar ejecutada por los propios terratenientes, se hizo en beneficio de ellos, ya que cobraron por estas tierras entregadas conforme a la Ley de Reforma Agraria millones de sucres, y a precios superiores a los avalúos vigentes.

La Ley de Reforma Agraria vigente -la segunda expedida en el Ecuador- recoge algunas aspiraciones más sentidas de las masas indígenas y campesinas, que no son aplicadas por la gran presión política y económica de las Cámaras de Agricultura y Ganadería- reductos de terratenientes inícuos y parásitos- , quedando por lo tanto dicha Ley Agraria en el papel.

Si las masas indígenas y campesinas hemos conseguido la expropiación de algunos latifundios ha sido por las grandes luchas desplegadas por el movimiento obrero-campesino y por los sectores progresistas de la sociedad. Después de varios años de aplicar seudos proyectos de reforma agraria los gobiernos burgueses y pro-imperialistas han fracasado en sus intentos de dar solución a los problemas de los indígenas y campesinos, quedando confirmado que es necesaria la realización de verdaderas reformas agrarias dirigidas y ejecutadas por gobiernos revolucionarios, nacionalistas y progresistas.

El latifundio además de acaparar la tierra es ineficiente.-Según estadísticas de la Junta de Planificación Nacional, medio millón de pequeños campesinos, propietarios de unas diez hectáreas, tienen cultivadas el 90% de sus parcelas, dejando el diez por ciento en descanso; mientras mil doscientos doce terratenientes propietarios de más de quinientas hectáreas en adelante, apenas cultivan el 20% de la totalidad del predio, mientras el 80%mantienen abandonado, o sea, en la categoría de tierras ociosas.

De estas estadísticas hemos llegado a la conclusión de que quienes producen para el consumo nacional hasta en un 90%son los campesinos propietarios de pequeñas parcelas, que entre los principales productos tienen cultivados patatas, cebada, arroz, plátano, legumbres, cítricos, etc. Los terratenientes, apenas produciendo un poco más del 10% para el consumo nacional, no logran alimentar ni al 10% de la población. Los terratenientes se han convertido en oligarquía productora y exportadora de productos como son el banano, café y cacao, demostrando que a los latifundistas y terratenientes no les interesa la producción para el consumo nacional. Se dedican al monocultivo y a la exportación de estos productos, que les producen millonarias ganancias.

El Ministerio de Agricultura del Ecuador.- Este Ministerio, como los otros de América Latina, viene siendo asesorado por organismos internacionales controlados por el imperialismo y sus transnacionales, como son la OEA y su organismo especializado para el campo, el IICA, el BID, la AID, etc. Tal como se denunció internacionalmente, esas agencias han trabajado para la CIA. Estos organismos han implantado una política desarrollista y reformista en el campo. En sus programas contemplan tareas como construir una letrina sanitaria, colaborar en el mejoramiento de un camino vecinal, ayudar a construir una escuela, dejando de lado el problema fundamental del indígena y el campesino, que es la liquidación del latifundismo a través de una verdadera reforma agraria. Por el contrario, estas agencias se han convertido en el vehículo de penetración imperialista en el campo, contando para ello con enormes recursos, sin que se justifiquen sus gastos. Además, la política de estas agencias internacionales en las comunas, asociaciones de pequeños campesinos, etc., es para controlarlas en sus actividades organizativas y en su lucha, a fin de poder manipularlas a favor de sus intereses imperialistas y de las transnacionales.

El imperialismo y sus transnacionales nos someten además culturalmente- En el Ecuador no sola­ mente tienen grandes concesiones territoriales para explotaciones agrícolas, ganaderas y forestales, sino que, además, nos someten muy sutilmente en el campo cultural. Así tenemos que el Instituto Lingüístico de Verano se ha hecho adjudicar mil hectáreas en Limoncocha, Pcia del Napo, donde ellos dicen hacer investigaciones lingüísticas y étnicas. Pero la verdad es que no hacen tales investigaciones, sino que han dogmatizado a las tribus indígenas, teniendo sobre ellas un control total. Se les ha quitado su cultura propia y se les ha impuesto la cultura norteamericana. Es decir, un verdadero neocolonialismo cultural. Pero no se han dedicado sólo a esto, sino también a esterilizar a la población, para limitar su crecimiento, e incluso hay planes que persiguen la separación de la población nativa indígena.

Política crediticia en el Ecuador.-Decíamos al iniciar este documento que además de la entrega de la tierra a los campesinos e indígenas es necesario el crédito a bajo interés, en forma oportuna y llegando con éste hacia los propios campesinos. El crédito entonces no debe ser un privilegio de los latifundistas y terratenientes. Según los datos del Banco Central del Ecuador y el Banco de Fomento, se les entregaron entre 1972 y 1974 7.000.000.000 de sucres para que incrementen la producción, y se les permitió importar libre de todo gravámen e impuesto, insumes por un monto de 4.000.000 de sucres. Sin embargo, pese a toda esta ayuda, jamás concebida en la historia del país, los terratenientes latifundistas no lograron elevar la producción agropecuaria.

Política y asistencia técnica y científica.-El Ministerio de Agricultura y el Instituto de Reforma Agraria han orientado su asistencia técnica y científica al servicio de los intereses de las empresas y haciendas de los latifundistas y terratenientes. El campesino pobre e indígena y el campesino medio no reciben esta asistencia de asesoramiento técnico y científico, encontrándose marginados de tales servicios públicos.

La inflación que afecta al mundo capitalista.- Esta crisis que vive el mundo capitalista golpea a los países en vías de desarrollo. Las maquinarias, abonos, etc. que compramos en los países capitalistas han cuadruplicado sus precios anteriores, haciéndolos inaccesibles a las organizaciones campesinas y pequeños campesinos. Los países capitalistas nos compran nuestras materias primas a precios bajos, y nos venden sus productos industrializados a precios cuadruplicados. Esta situación tiene que cambiar. Debe haber un nuevo orden económico internacional.

La comercialización de los productos.-Las organizaciones campesinas y los pequeños campesinos productores son víctimas del comerciante intermediario, que impone precios bajos a sus productos y crea además la especulación. La empresa nacional de comercialización debe tener una política tendiente a comprar toda la producción antes señalada, para asegurar precios fijos y oficiales y abastecer el consumo nacional en forma normal.

El problema del indígena campesino no es técnico ni científico.- Señalamos anteriormente que es erróneo reducir el problema de los indígenas y campesinos a un campo meramente técnico. La solución está en cambiar las viejas estructuras que imperan en el campo.

Los recursos hidráulicos y las masas indígenas.- Se ha expedido la Ley de Aguas, que revierte éstas al Estado, pero su uso y regulación sigue en manos de funcionarios influenciados por los terratenientes, lo que hace que las comunidades indígenas y pequeños campesinos se vean restringidos y privados de su uso.

El derecho y organización de los indígenas y masas campesinas.- Si bien es cierto que existen convenios internacionales y recomendaciones, especialmente de la OIT, sobre el derecho inalienable e imprescriptible de organizarse en asociaciones o sindicatos, la política del gobierno por intermedio del Ministerio de Trabajo y por presión de las cámaras e industriales es de impedir la organización de las masas indígenas y campesinas. Esto afirmamos por cuanto existiendo estimativamente unos trescientos mil asalariados agrícolas o trabajadores de campo, apenas un 20% se encuentran organizados; es decir, el 80% se encuentran marginados e impedidos de organizarse. No está descartado el empleo de la violencia, la represión e incluso el asesinato contra los trabajadores agrarios e indígenas para impedirles organizarse.

Se impide el derecho a organizarse porque la tesis de las cámaras industriales es que el país tiene que despegar hacia el desarrollo, pero a costa del hambre y miseria de los asalariados agrícolas. Es cierto que en el Ecuador la renta nacional ha aumentado. El crecimiento industrial fue de un 12% en sólo cuatro años, pero los salarios de los trabajadores agrícolas siguen siendo en general bajos: a razón de un dólar cuarenta centavos diario para los asalariados agrícolas de la sierra, y unos tres dólares en la costa.

Por ello esta consulta regional debe insistir en la ratificación y cumplimiento de los convenios inter­ nacionales sobre el derecho de organización .

Perspectivas reales de organización. Empresas cooperativas o asociaciones campesinas indígenas de cualquier tipo.- Los indígenas campesinos que nos hemos organizado en cooperativas de producción agropecuaria y que por nuestra presión hemos obtenido créditos y asistencia técnica del gobierno, logramos en muchos casos resultados óptimos, mejorando nuestras condiciones económicas y sociales. Esto demuestra que los campesinos indígenas son capaces de dirigir y dirigirse en la constitución y administración de empresas cooperativas agropecuarias.

Las tesis viejas de los latifundistas y terratenientes que afirmaban que el indio es incapaz de dirigir empresas cooperativas de producción agropecuaria han quedado desmentidas. Las organizaciones indígenas por el contrario, han obtenido índices de producción superiores a los de los terratenientes. Esto ha hecho que los indígenas digan que ya no necesitan más en su vida a los patrones, que han vivido de su trabajo.

De la misma manera creemos que esta reunión regional de la FAO debe recomendar a los gobiernos la puesta en práctica de organizaciones comunitarias de todo tipo, con plena participación en la elaboración y ejecución de los proyectos de reforma agraria, ya que hacer planes y programas de reforma agraria desde los escritorios en forma burocrática, sin la participación de los campesinos indígenas, ha fracasado. Por ello no pedimos, sino que reclamamos como un derecho, nuestra participación en los procesos de cambio social.

La entrega de la tierra a los indígenas y el pago por ella.-En el Ecuador, y con seguridad en los demás países latinoamericanos, las expropiaciones de tierras para reforma agraria se hacen a precios superiores a los avalúos catastrales y vigentes, haciendo que los terratenientes pasen a constituirse en capitalistas modernos. Por las condiciones de indigencia casi total de las masas campesinas indígenas, la tierra se le debe entregar gratuitamente, ya que en el gran imperio de los Quitus e Incas eran propietarios de las mismas, y les fueron arrebatadas por los aventureros de la Península Ibérica. Además que con su trabajo como mitayos y esclavos han pagado cien veces el precio
de la tierra.

Recomendamos a la FAO que incite a los gobiernos a entregar las tierras comunitarias que son y han sido robadas por los latifundistas.

Recomendamos a la FAO que elabore un documento en el que se incite a los gobiernos a la protección de la poblaciones indígenas, en el campo cultural, étnico etc. ya que están en peligro de extinción por la penetración imperialista y por la acción de los terratenientes criollos.

Recomendamos a la FAO que abogue para que la exigencia a los gobiernos de que respeten los derechos de los indígenas sea consagrada por las legislaciones locales.

Fuente: Federación Ecuatoriana de Indios (FEI), “Los campesinos y su organización,” en Hacia la autogestión indígena: documentos, ed. Adolfo Colombres (Quito: Ediciones del Sol, 1977), 203-12.


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