Marc Becker's Home Page

Teaching
Research


Ecuador
E-Archivo
Interests
Vita
Find on yachana.org:

El movimiento revolucionario latino americano 

 

Informe del S.P. del C.C.E. del P.S.R. de C. al C.E. de la I.C.

Fuente: "Informe del S.P. del C.C.E. del P.S.R. de C. al C.E. de la I.C.", 15 diciembre 1929, RGASPI, F. 495, op. 104, d. 34, p. 34, publicado en Klaus Meschkat y José María Rojas, Liquidando el pasado: la izquierda colombiana en los archivos de la Unión Soviética (Bogotá: Taurus, 2009), 139-43.

[Escrito a mano: 15.XII.28]
INFORME DEL S.P. DEL C.C.E. DEL P.S.R. DE C. AL C.E. DE LA I.C.
            Comenzamos con el presente informe, el envío regular de nuestra información sobre las actividades de esta sección. Creemos como más importante asunto el de la huelga de los trabajadores de la zona bananera del Departamento del Magdalena, que relatamos a continuación.
            Antecedentes. El C.C.E. recibió, al mismo tiempo que la prensa de Bogotá, un impreso con las peticiones que los trabajadores de la zona bananera, organizados en la Unión Sindical del Magdalena, presentaban a la United Fruit Company para que les fueran resueltas de acuerdo con las disposiciones legales. Este pliego fue presentado a la compañía uno o dos días antes de que lo conociera el C.C.E.
            Junto con el pliego de peticiones venia una carta en que el c. Mahecha, secretario de la Unión Sindical del Magdalena, anunciaba que el número de obreros que irían a la huelga era de 32.000; que había sabido o creía, que existían desconfianza de parte de algunos camaradas de Bogotá para con él; y por último que nosotros qué opinábamos del movimiento de la zona. El C.C.E. se encontraba pues, ante hechos consumados: las peticiones habían sido presentadas, los representantes obreros habían llevado el pliego de solicitudes a la gerencia de la empresa, y por las informaciones de los corresponsales de la prensa supimos que la compañía se negaba a recibir a los delegados nombrados por los trabajadores. Esta noticia nos fue confirmada más tarde por el mismo camarada Mahecha.
            Actitud del C.C.E. La carta recibida se contestó inmediatamente, diciendo que el C.C.E. tenia plena confianza en el camarada Mahecha, que estaban en un todo de acuerdo con las solicitudes presentadas algunas instrucciones sobre la manera de preparar el paro; entre otras, la de que debía buscar la unión de los campesinos, nombrar el comité secreto de huelga para en caso de que el comité conocida fuera reducido a prisión, &, & y de manera especial, se le encarecía que no fueran a confundir huelga con revolución.
            Respuesta. A esto contestaron los camaradas Mahecha, López y otro, como directores de la Unión Sindical del Magdalena, con una carta en la que manifestaban su disgusto por lo trivial de esa última observación, y nos decían en su parte pertinente: “No teman el que nosotros confundamos la huelga por la revolución, pues eso no cabe en cabeza humana ya que son dos actividades diversas y los cerebros que actúan en esta emergencia del trabajo saben de sobra lo que van a hacer; despreocúpense cc. Por eso...”
            Nuevas ordenes del C.C.E. Días después, por la prensa supimos, el estado en que se hallaba la huelga, que el gobierno hacía una gran movilización de tropas y era necesario granarse la simpatía de lo soldados, de la masa obrera y formarle un ambiente favorable en una mayor extensión de capas sociales. El C.C.E. consideró necesario que se le diera un carácter antiimperialista con lo cual se obtendría una atracción de otras clases sociales a nuestra lucha, ya que siendo mera cuestión de salarios era más difícil encontrar sostén fuera de los obreros que directamente interesaba.
           Por otra parte el C.C.E., previo un estudio de la situación objetiva del país, creía y cree, que por la gran desigualdad de medios económicos existentes, por la desproporción de los salarios y el costo de la vida; porque existía la posibilidad, casi seguridad, de una crisis inmediata debida a que el crédito exterior del país iba a restringirse; porque los técnicos financieros hablaban del déficit presupuestal y de una crisis fiscal y económica inevitables; por el desprestigio en que está el gobierno, especialmente el Ministerio de la Guerra; por las dificultades creadas en el comercio y en los transportes, con las huelgas de braceros y de navieros; todo esto unido a una profunda perturbación social producida por las pugnas de los imperialismos en relación con los petróleos, nos hicieron creer que la situación objetiva del país era manifiestamente pre-revolucionaria.
            Nos quedaba por analizar la situación subjetiva del país. Creíamos en un enorme descontento por las causas anotadas atrás; además, por la agitación producida por los proyectos “heroicos”; por la agitación hecha por el Comité de Acción, que iniciamos y creamos; por la influencia que tenía que ejercer sobre los espíritus la perspectiva de movimientos revolucionarios en los países vecinos; porque el imperialismo americano e inglés estaban fomentando movimientos revolucionarios en Colombia; y, por último, por los informes que se nos dieron por el antiguo secretario general del Partido, Tomás Uribe Márquez.
            Es necesario hacer notar que este Comité Central Ejecutivo ha sido nombrado recientemente, y que todos los elementos que en él actúan son poco conocedores de la verdadera situación (agregado a mano: del partido en] el país. Tomás Uribe Márquez es en la actualidad secretario de la sección m. Y ello le impide tomar parte activa en las deliberaciones del Comité.
            Según esos informes que nos diera Tomás Uribe Márquez, existía en todo el país una sobresaturación revolucionaria de las masas obreras, campesinas, y un anhelo enorme por parte de los elementos liberales por derrocar el actual gobierno, y especialmente entre los “panchos” (guerrilleros de extracción liberal, que se llaman socialistas), y de todo ello el C.C.E., asesorado por el delegado de ese C.E., c. Octavio [Rabaté], convino en que la situación objetiva y subjetiva de Colombia era en ese momento clara, neta, decididamente pre-revolucionaria.
            En consecuencia no vaciló en ordenar que la huelga tomara las modalidades que le correspondían a ese estado; esto es, que, sin que fuera considerada como movimiento revolucionario, debiera adoptar la acción directa.
            La actitud del gobierno. Después se desarrollaron los acontecimientos bárbaros de que debe saber todo el mundo. Los trabajadores fueron masacrados en plena plaza pública, a pesar de que no habían adoptado ninguna actitud belicosa. Los directores de la huelga son perseguidos para fusilarlos. Los matanzas de trabajadores se han consumado a todo lo largo de la zona. El gobierno ha terminado la huelga a sangre y fuego, asesinando a más de cien trabajadores.
            De todos los informes recibidos de la zona, incluyendo de los gubernamentales, se deduce que el gobierno, y solamente el gobierno, fue quien con el primer asesinato colectivo, al disparar sobre una muchedumbre que permanecía tranquila a pesar de las órdenes militares de dispersión que dio el jefe que comandaba la tropa, Cortés Vargas, fue quien inició la masacre. Lo sevicia de los generales cuando ordenaron descargas sobre la multitud, inerme, tendida en tierra, y los otros actos de barbarie que realizaron en la zona, fueron los que produjeron en esta masa, burlada durante días y días, la desesperación colérica del que se siente perseguido por el clima inclemente, por los hombres, por el hambre y por el fuego. Y esos millares de hombres y mujeres proletarios de la zona bananera rodeaban los soldados en busca de un suicido cierto, o en desesperada actitud incendiaban las tiendas de los empresarios yanquis y cometían algunos otros actos, frutos de su desenfrenamiento.
            La actitud del C.C.E. Conocida esta situación por el C.C.E. se dirigió al Ministerio de Industrias para ver si entretenía al gobierno, ofreciéndole el envío de una comisión que fuera a arreglar el conflicto, cada comisión tenía por objeto salvar de la muerte y de la cárcel el grupo de sobrevivientes. Nuestra solicitud ni siguiera mereció ser considerada por el Consejo de Ministros. Al mismo tiempo que buscábamos en el gobierno la suspensión del crimen que se cometía, enviamos delegados especiales al río Magdalena, a la zona Occidental, a Boyacá y a otras partes, en busca de la solidaridad que esperábamos encontrar para con los compañeros de Magdalena. La respuesta que recibimos de éstos delegados ha sido rotundamente negativa.
            ¿Cuales fueron las causes para que los camaradas de diversas partes del país nos contestaran en esa forma? ¿Nos habíamos engañado al analizar la situación objetiva? No. ¿La subjetive? Sí. No hay tal saturación socialista, carecemos de preparación suficiente, nos falta disciplina, y sobre todo organización. Eso es todo.
            Una realidad no conocida. Esta es la realidad de nuestro partido, es la verdadera situación del movimiento socialista revolucionario de Colombia. Contamos con una gran masa de trabajadores en todo el país, que se llaman socialistas pero que desconocen los métodos de acción, las tácticas y la doctrina marxista. El número de elementos que se encuentra en disposición de poder irradiar el comunismo a todos los ámbitos del país, para darle una derivación genuinamente revolucionaria al movimiento es muy escaso. Esta es la realidad de nuestro partido que ahora se ha puesto al desnudo, y que los mismos dirigentes no conocían porque por los informes que recibían de Tomás Uribe Márquez creían en la existencia de un poderosísimo movimiento, que si al menos no poseía una conciencia clara de la lucha revolucionaria, era lo suficientemente disciplinado para llevarlos a cualquier evento comunista.
            La situación para el futuro. La situación para el futuro de nuestro partido esta claramente indicada: ORGANIZAR.
            Pero para emprender esa labor que, por la extensión del movimiento y las dificultades de comunicación, se hace dificilísima necesitamos que nos atiendas dos sugestiones que les proponemos.

  1. La de que nos ayuden económicamente en nuestra labor.
  2. La de que nos auxilien en el trabajo enviándonos camaradas preparados doctrinariamente.

            La situación actual. Como ustedes deben comprender la crisis de nuestro partido en estos momentos es muy difícil de conjurar, si se tiene en cuenta que con la derrota de los obreros de las bananeras, ha sufrido el socialismo un golpe durísimo, y que éste momento de relajación del partido intentan aprovecharlos los liberales, que es muy probable que vayan a un movimiento revolucionario, a principios del año próximo para a nuestra costa revivir su partido; y los conservadores, para acabar de una vez por todas con el peligro comunista. La era de las persecuciones ha comenzado y solamente una lucha diaria en la que cada uno de nosotros redoble sus esfuerzos por laborar como una verdadera unidad de combate y de acción podrá salvarnos.
[Escrito a mano: Bureau Politique]
[Firma autógrafa]
Moisés Prieto
Srio. General

[Firmas autógrafa]
Arturo Ángel Echeverri
Paulo Sabogal González
Felipe Lleras Camargo
Juan Pablo Cortés

[Sello]Partido Socialista Revolucionario de Colombia

Volante de la Liga Antiimperialista de las Américas y del Socorro Rojo Internacional con un artículo firmado por R. Mahecha, México, s.f. (Comienzo de 1929).
RGASPI, f. 495, op. 104, d. 34, l. 34
Impreso


| El movimiento revolucionario latino americano | Marc Becker's Home Page | marc@yachana.org |