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El movimiento revolucionario latino americano 

 

Conversación con los delegados de México
Junio 11 de 1929

Fuente: "Conversación con los delegados de México", 11 junio 1929, RGASPI, F. 503, op. 1, d. 31, pp. 27–30. pdf

Presentes: Codovilla, Luis, Rodríguez y Siqueiros

Codovilla: Como el compañero Rodríguez debe partir hoy ha solicitado, conjuntamente con Siqueiros, una conversación con nosotros a objeto de explicarnos algunas cuestiones relacionadas con la actual situación del movimiento campesino y nuestro partido. El compañero Siqueiros aún no ha venido, pero por la premura del tiempo opinos que debemos sesionar igualmente.

Rodríguez: Me referiré especialmente a la región de Veracruz que es donde yo actúo. En el congreso obrero y campesino ya se preveía la posibilidad de realizar un movimiento revolucionario nuestro. En él tomaron parte los sindicatos obreros, el partido y la Liga Campesina. Yo representé 142 comités agrarios de Jalapa. Para ese congreso no recibimos instrucciones del Comité central del partido; en cambio, el comité central de la Liga del estado nos comunicó que era necesario suspender la propaganda revolucionaria para no despertar sospechas en las autoridades locales y poder continuar recibiendo armas. Tampoco en ese caso el Comité central del partido nos dio instrucciones, es decir: si debíamos o no extender el movimiento revolucionario a todo el país y con que perspectiva. Mi opinión personal es que al Comité central le falta decisión en sus resoluciones, sobre todo porque sus miembros viven encastillados en la capital y no se ligan con el movimiento que se desarrolla en las distintas regiones del país.

Su actitud indecisa frente a la política desarrollada por la Liga hace que nuestro contralor sobre la misma no sea todo lo eficaz que debiera ser. El partido, en realidad, estuvo hasta ahora influenciado por la Liga Campesina, en lugar de ocurrir lo contrario. Y lo mudo es que no se hace un trabajo tendiente a formar las fracciones comunistas dentro de la Liga y no se ha tenido en cuanta a los militantes de base del movimiento campesino. La consecuencia de la falta de eso trabajo político en la Liga es que los jefes militares no son miembros del partido y éste no ha sabido establecer el contacto con ellos.

Así ocurrió, por ejemplo, cuando la sublevación del general Aguirre; algunos de esos jefes militares campesinos se fueron con él sin comprender el significando de esa revuelta. Yo veo, compañeros, que la dirección de nuestro partido no se preocupa por establecer un contacto permanente con los que trabajamos en la base, y como consecuencia no hay unidad en nuestros procedimientos.

Actualmente la situación se va a agravar. El gobierno de Portes Gil ya ha ordenado el desarme de los campesinos de Veracruz, y éstos han de resistir porque saben que sin armas están expuestos a ser asesinados en cualquier momento. ¿Qué debemos hacer frente a esa situación? Yo creo que hay que organizar la resistencia armada contra la política contrarrevolucionaria del gobierno. Quisiera saber al respecto la opinión de los compañeros.

Luis: Hace tiempo que la Internacional Comunista ha manifestado al partido que los gobiernos de Calles y Portes Gil han capitulado frente al imperialismo. Esos mismos gobiernos no han obstaculizado abiertamente la actividad de nuestro partido mientras éste no había denunciado su política de capitulación frente al imperialismo y los agrarios; pero ahora, cuando se produce abiertamente el descontento de las masas obreras y campesinas, cunado el partido, por su activad enérgica empieza a ponerse frente a las masas y amenaza la estabilidad del gobierno pequeño-burgués, éste pretende liquidarlo violentamente asesinando a los compañeros dirigentes de esos movimientos de masas.

La reacción encabezada por el gobierno de Portes Gil contra las masas campesinas y el partido, ¿significa acaso una consolidación del gobierno? Absolutamente, no. El gobierno de Portes Gil refleja las contradicciones existentes en los diversos grupos capitalistas del país y refleja la disgregación de las fuerzas pequeño-burguesas que hasta ahora dominaron al país. Como consecuencia tenemos por un lado al proletariado y a la masa campesina que se desplazan en forma acentuada hacia la izquierda, del otro se producen reagrupamientos de fuerzas reaccionarias: agraristas, católicos, etc.

Dada esa situación no existe en la actualidad más que dos posibilidades: o se impone la reacción de los agraristas con una dictadura que tienda a la exterminación violenta del movimiento obrero y campesino, o mediante la acción armada se imponen las masas trabajadoras o implantan el gobierno obrero y campesino. El momento actual es uno de los mejores para la lucha, pues no existen síntomas de consolidación de las fuerzas burguesas y por eso nuestro partido debe luchar abiertamente por el poder y salir de la defensiva para colocarse en la ofensiva. Por eso no debe aceptar el ser colocado en la ilegalidad y después que el gobierno ha realizado la clausura de algunos de nuestros locales, aceptar la situación de hecho y colocarse en la ilegalidad. Hay que pasar a la contraofensiva: el partido no debe ocultarse como tal sino que al contrario, debe batallar abiertamente, inclusive con las armas en la mano, para obtener su existencia legal. Hay que hacer manifestaciones publicas de protesta y defender el derecho a la calle con las armas en la mano. Hay que asegurar la publicación de “El Machete” y hacerlo llegar a todas partes. Allí donde tenemos fuerzas armadas, como en Jalisco y Veracruz, deben expandirse nuestras consignas, movilizar a las amplias masas y constituir los soviets de obreros y campesinos.

No hay que limitar nuestra táctica a las “guerrillas”. Si hay necesidad de ir a la sierra se debe hacer; pero primero hay que batallar contra la reacción, dar a la lucha armada un contenido político, ligándola estrechamente a la defensa de reivindicaciones fundamentales de las masas obreras y campesinas.

Estas son las instrucciones que nosotros podemos darles como Secretariado de la Internacional Comunista y que usted puede hacer conocer a los compañeros comunistas. Pero usted que se quejaba del aislamiento de la dirección del partido para con la base, es preciso que apenas llegue a México se comunique de inmediato con la dirección del partido y le haga conocer nuestras indicaciones, demandando instrucciones para su aplicación. Lo mismo debe ocurrir con respecto a los organismos locales inmediatos.

Estas instrucciones son necesarias porque no sabemos si desde Moscú será posible comunicarse directamente y en forma rápida con la dirección de nuestro partido.

Por otra parte, no sabemos seguro si el compañero Siqueiros podrá llegar a México y hacer conocer nuestras directivas al Comité central. Por eso, usted tiene que realizar todos los esfuerzos para hacer llegar al mismo todas esas instrucciones.

Es cierto que el comité central del partido ha sido bastante débil como órgano de dirección, ha descuidado el contacto con la masa campesina y no se ha planteado a tiempo el problema de la revolución para darse una organización militar y realizar trabajos para conquistarse a los jefes de las guerrillas.

Debo decir, también, que la I.C. no ha podido intervenir con la rapidez necesaria en la determinación de la línea política del partido mexicano, porque las relaciones de la dirección con la I.C. han sido absolutamente insuficientes. La dirección del parido, como tal, muy pocas veces se ha dirigido a la I.C.; la única ligazón que hemos tenido con vuestro partido ha sido la proporcionada por cartas personales del compañero Stirner que según se nos informa, actualmente se encuentra en oposición en algunos puntos con la política que realiza el comité central y se le acusa de desviaciones oportunistas.

De manera que esa opinión no podía significar para nosotros la opinión oficial del partido, ni aún en el caso que el C.C. hubiese oficializado esa correspondencia. Nuestra fuente de información estaba representada por “El Machete” y éste llegaba en paquetes cada dos o tres meses. Dada la multitud de los problemas y la rapidez con que se operan los cambios de situaciones en México, esa falta de relaciones entre el partido y la I.C. es inadmisible. Es necesario regularizar el envío del periódico del partido, recortes de diarios y darnos informaciones—tanto a la I.C. como al S.S.A.—con regularidad y frecuencia, sobre la actividad del partido, su línea política y sobre la situación en general del país.

Se habló de la creación de un Subsecretariado en México para que atienda a los partidos de los países del Caribe. Pero con esos métodos de trabajo dudo que nuestra labor pueda dar resultados. Hay que hacer comprender al partido que es absolutamente necesario hacer cambiar su sistema de no contestar las cartas y los telegramas del Secretariado Sudamericano.

Paso ahora a la política seguida por la dirección de la Liga Campesina que está llena de desviaciones oportunistas y representa un peligro para la actividad revolucionaria. Ese peligro está personificado en la política de Galván, que es una política de capitulación frente al gobierno pequeño-burgués.

Rodríguez: No crea los compañeros que Galván se puede personificar con la Liga Campesina. El no es la expresión de la voluntad de las masas campesinas; las cuales, en algunos casos como el de Veracruz, han amenazada con expulsarlo. El peligro está en la falta de ligazón del comité central con la base, es decir con los compañeros comunistas que trabajan en la Liga, para contrarrestar esa política oportunista de Galván.

Nuestra dirección del partido debe para eso salir de la ciudad de México y hacerse “más campesino”, es decir, contrarrestar la influencia de Galván y de Tejeda, adquiriendo las costumbres campesinas, yendo a las reuniones, a las fiestas de los campesinos y conquistar sus simpatías. Por esos procedimientos demagógicos es como Galván y Tejeda han adquirido influencia entre los campesinos.

Por otra parte, como he dicho, la dirección del partido no nos manda instrucciones ni a nosotros—dirigentes del movimiento campesino--, aún en ocasiones de realizarse importantes congresos campesinos.

Luis: En efecto, lo que ha faltado en la Liga ha sido un trabajo serio para crear y hacer funcionar las fracciones y desplazar la influencia personal de algunos compañeros.

Muchas veces hemos señalado también al Partido la necesidad de un contralor desde la base de la actividad de los Bloques Obreros y Campesinos. Hoy ese contralor es más necesario que nunca, y debido al estado de efervescencia esa ligazón con la masa nos dará la base para una acción efectiva contra la reacción. Pero para eso hay que obligar a Galván a romper en forma absoluta y públicamente con Tejada, acatar la disciplina del partido; y en caso contrario, expulsarlo de nuestras filas.

A pesar de que Tejada utiliza frases demagógicas, en el fondo no representa otra cosa que la política reaccionaria de Portes Gil en el estado de Veracruz. Si Galván está con Tejeda, de hecho está contra el partido y contra el movimiento revolucionario campesino. En el fondo Galván realiza la política de Tejeda en la Liga Campesina, y si se le deja continuar su trabajo se producirá una ruptura entre el partido y la Liga.

Rodríguez: No creo que pueda producirse tal ruptura. La base de la Liga es sinceramente revolucionaria y no permitirá las maniobras de Galván. Es seguro que si Galván se va del partido tratará de alzar la Liga contra el mismo. Pero la Liga no lo acompañará. Lo que puede hacer perder la influencia del partido es su despreocupación y la falta de iniciativa en la defensa de los intereses de las masas campesinas. Ese es el peligro.

Luis: Pero Tejeda ¿aplica o no la orden del gobierno central, de desarmar a los campesinos?

Rodríguez: Tejeda quisiera aplicar esa orden, pero ello no es posible. Ni Tejeda ni nadie podrá desarmar a los campesinos de esa región.

Luis: Pero supongamos que les deje las armas y continúe su propaganda demagógica cediendo, también, algunas parcelas de tierra a los campesinos, ¿usted no cree que Tejeda podrá atraerse las simpatías de esos campesinos—sobre todo si Galván lo apoya—y utilizar las organizaciones campesinas contra el partido?

Rodríguez: No, eso no es posible. A pesar de las faltas cometidas por el partido en el trabajo entre los campesinos, nuestra influencia política es más arraigada y más fuerte que las de Tejada y Galván.

(En este momento llega el compañero Siqueiros al que se le informa de la discusión habida. En lo que respecta a la táctica del partido frente a la reacción, declara su complete acuerdo con lo manifestado por el compañero Luis en nombre del Secretariado).

Codovilla: Completamente de acuerdo con las manifestaciones hechas por el compañero Luis en lo que respecta a la situación política de México y a la táctica a seguir por nuestro partido.

Intervendré solamente para precisar algunas cuestiones respecto a la necesidad de que se restablezcan relaciones más normales entre el partido de México y el Secretariado. Si tomamos, por ejemplo, la preparación de la Conferencia: el Secretariado Sudamericano ha enviado varias comunicaciones al partido de México invitándolo a colaborar en su preparación, le asignó relatores en las cuestiones campesina y antiimperialista, les solicitamos materiales sobre la situación mexicana y no se nos contestó ni una sola vez. Telegrafiamos un mes antes de la Conferencia para saber si enviaban delegados y habían designado los relatores: tampoco no contestaron. ¡Eso es inadmisible, compañeros! Diré más: el Secretariado, como tal, no recibe ni los diarios de canje, ni “el Machete”, ni “El Libertador”, etc.

Y el trabajo antiimperialista sufre las mismas deficiencias, sino peores. La fracción comunista de la L.A.D.L.A.—ni el comité central del partido—no ha contestado a las cartas del Secretariado dándole la información sobre el movimiento antiimperialista en todo el continente. Ahora bien, esos documentos fueron recibidos, según nos comunicó el compañero Bacht, representante de la Liga en México. Al contrario, pareciera que el trabajo antiimperialista de nuestros compañeros mexicanos fuera dirigido contra el partido argentino, en ligar de hacerlo de acuerdo con los comunistas.

Por ejemplo: cuando Gustavo Machado vuelve del campamento de Sandino no se dirige al Secretariado Sudamericano—en forma reservada, se entiende—para hacernos conocer el resultado de su viaje, o a nuestra Liga Anti-Imperialista; sino que lo hace el ex-diputado socialista Pérez Leirós, el cual hace alarde de su antiimperialismo en la prensa amarilla.

Lo mismo dígase de las publicaciones referentes al movimiento de Sandino que ha hecho el diario chantajista “Crítica”, enviadas por Jorge Paz—miembro del Comité continental de la Liga—que iban contra el partido, o las informaciones sobre el asesinato de Mella que se publicaban en “Crítica”, alabando la acción antiimperialista de dicho diario que combate abiertamente a nuestro partido. Y no hablo solamente de Paz, sino de otros miembros del partido mexicano que colaboran en dicho diario chantajista.

Por otra parte, a pesar de conocer por nuestras informaciones que la única Liga Anti-Imperialista que en la Argentina trabajaba como tal era la llamada “Grupo de Izquierda”, la L.A.D.L.A. continuaba sus relaciones con la liga chispista, no apoyaba al Grupo de Izquierda, a pesar de saber que la liga chispista era un pequeño núcleo contrarrevolucionario cuy única misión consistía en combatir al partido.

Cito estos hechos en presencia de los delegados mexicanos y el de la Internacional Comunista, no porque nos interese “hacer el proceso a los procedimientos” sino para hacer comprender la gravedad de la situación y pedir a los compañeros mexicanos que comprendan eso y busquen de normalizar las relaciones con el Secretariado.

Estamos frente a grandes problemas de acción revolucionaria y es preciso dar más unidad a esa acción.

Siqueiros: En lo que a mi alcance esté explicaré la situación al comité central del partido y estoy seguro que las relaciones serán normalizadas.

Sobre la cuestión mexicana opino que si la reacción continúa en México es necesario que el Secretariado Sudamericano organice una vasta agitación de solidaridad continental con el movimiento revolucionario de nuestro país.

(Se aprueba. Se levanta la sesión).


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