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El movimiento revolucionario latino americano 

 

Novena sesión, realizada el 4 de junio

Preside Gabrinetti (Brasil).

Yolles. (Argentina). – Camaradas: El compañero Luis, con una claridad que a muchos de nosotros nos faltaba, ha hablado de la estructura económica de nuestros países y de las deducciones prácticas que deben saberse de ellas. Para nuestros procedimientos tácticos, el asunto de la estructura, es de fundamental importancia. En nuestros países, la industria básica, la que determina la vida económica del país, además de su dependencia directa del imperialismo, conserva rastros feudales y, en algunos casos, se desenvuelve casi completamente dentro de normas de producción feudales. Para nosotros, a cada paso se nos plantea el prob1ema de buscar alianzas con capas de la pequeña burguesía, desde el artesano hasta la pequeña burguesía del campo, víctimas directas del imperialismo y del feudalismo.

Hablaré un poco sobre la Argentina. Hay algunas industrias fundamentales como la azucarera, yerbatera, obrajera, de tanino, etc., que conservan en su régimen de explotación, las características feudales. Dependen a la vez, en mayor o menor grado, del imperialismo británico. Casi idéntica situación se produce en la producción cerealista, en la cual, si bien es cierto que, hoy, en algunas regiones ya ha adquirido características distintas (la pequeña chacra), en otras conservan los mismos rasgos de feudalismo.

Por otro lado, tenemos los frigoríficos, que por su mismo origen, muy posterior a las industrias anteriormente citadas, tiene características más industriales de estilo moderno. De ahí no se puede deducir que el imperialismo americano pretenda introducir normas más modernas de explotación industrial, porque, por ejemplo, en los yacimientos petrolíferos de la "Standard Oil", existen los mismos métodos de explotación feudal. De esta reseña general, surge con toda claridad, el hecho de que la aplastante mayoría del proletariado argentino - y eso mismo puede decirse de los demás países latinoamericanos-, no se encuentra precisamente en los centros urbanos, en las industrias livianas, creadas en la mayoría de los casos, solamente para llenar las necesidades internas del país, sino en las industrias básicas, agrícolas, feudales. Ahora bien: la pequeña burguesía que, según se ha establecido, debemos utilizarla circunstancialmente en la lucha contra el feudalismo, contra el imperialismo ¿es la pequeña burguesía parasitaria de la ciudad que ya nos describió el compañero González Alberdi? Creo que no, compañeros. O al menos que ocupe el segundo lugar en orden de importancia. Necesitamos a la pequeña burguesía más castigada por el latifundio, por el feudalismo y por el imperialismo, que es la pequeña burguesía del campo: cañeros, colonos, arrendatarios y la infinidad de otros tipos de la pequeña burguesía campesina que dependen directamente del latifundio. ¿Hemos hasta la fecha, orientado nuestro movimiento hacia ese proletariado y hacia esta pequeña burguesía del campo? En la mayoría de los países, no. Y es precisamente a eso que se debe la escasa influencia de nuestros partidos sobre las masas. Hasta hoy, la base de nuestros partidos se recluta en los centros urbanos, allí donde existe aún el artesanado y donde se acentúa la superioridad económica, social y política del obrero de las industrias parasitarias, sobre el obrero de las industrias básicas. ¿Por qué nuestro movimiento sindical está plagado de expresiones de espíritu pequeño-burgués, reformismo, mutualismo, corporativismo y hasta el mismo anarco-sindicalismo? Precisamente, por que también los efectivos sindicales se reclutan entre esta aristocracia obrera parasitaria y se descuida casi completamente la ligazón y el contacto con el proletariado de las industrias básicas. Eso debe cambiar. No negamos la importancia del proletariado urbano como factor revolucionario, pero remarcamos que en comparación con el proletariado agrícola, numérica y económicamente más importante, más explotado, más rebelde, no corrompido aún por el cosmopolitismo y las ideas pequeño-burguesas, ocupa un lugar muy secundario. ¿Cuál es, entonces, nuestra misión para el futuro? Buscar por todos los medios de extender nuestra influencia entre el proletariado de las industrias básicas. Y uno de los ensayos en el sentido de realizar esa penetración, a la vez que de ligar al proletariado agrícola en su lucha común contra el feudalismo, ha sido la formación de los Bloques de Obreros y Campesinos. Y por eso es que, a pesar de todas las fallas tácticas que se han cometido al practicar los Bloques de Obreros y Campesinos, éstos, sin embargo, ofrecen a nuestro movimiento una experiencia importantísima y profundamente positiva. Debemos combatir las tendencias que juzgan negativos o contraproducentes, la experiencia de los Bloques de Obreros y Campesinos. Claro está que la concepción de que el Bloque no es más que un organismo de reclutamiento de afiliados, de un organismo colador para seleccionar elementos e incorporarlos a nuestro Partido, debe considerarse errónea. A través de todos los organismos de masas, como sindicatos, Socorro Rojo Internacional, Liga Antiimperialista, etc., debemos reclutar nuevos afiliados y nuevos elementos para nuestro Partido, pero sería un absurdo sostener, por ejemplo, que se crea un sindicato exclusivamente con ese fin. El Bloque Obrero y Campesino, tiene como ya lo dice su nombre, como misión especial, darle al proletariado agrícola una organización rudimentaria, y establecer un frente único entre él y el pequeño campesino, en su lucha contra el feudalismo y contra el imperialismo.

Se ha hablado muchísimo del peligro de que se transforme o sea utilizado como máscara legal del Partido Comunista e impedir que éste se desarrolle bajo su propia fisonomía. Creo que este peligro puede conjurarse fácilmente con medidas de organización. Si se evita que se forme el Bloque mecánicamente y sobre la base de las direcciones sindicales, muchas veces burocratizadas, de los sindicatos de artesanos, y al contrario, si se empieza a estudiar la posibilidad de realizar el frente único por la base, entonces el aspecto del peligro de perder la hegemonía en el Bloque, o que éste se transforme en un Partido político compitiendo con el nuestro, aquel peligro se reduce mucho. No desconocemos el peligro, pero éste de ningún modo nos puede inducir a no realizar el trabajo práctico. La base de los Bloques debe formarse en los mismos establecimientos agrícolas, evitando de cualquier forma, la adhesión individual que involucra un verdadero peligro.

Diré tres palabras sobre la opinión de algunos compañeros de extender la táctica de los Bloques, a los grandes centros urbanos. Creo que esta opinión es equivocada, por las mismas características apuntadas de cosmopolitismo, aristocracia obrera, etc., del proletariado urbano; no hay una ligazón entre este proletariado y las masas agrícolas y en épocas de relativa legalidad, como la que pasamos actualmente, el hecho de presentarse a contiendas electorales nacionales con una fuerte hegemonía del proletariado urbano, ya que la organización de los obreros del campo, se está todavía por hacer, involucra el evidente peligro de un oportunismo electorero.

Se ha hablado aquí mucho de la revolución democrático-burguesa y de la necesidad de prepararla en el terreno práctico; se dijo, igualmente, que en un movimiento de esta índole, solamente una hegemonía proletaria podría llevarla a la victoria. Debemos hacernos la pregunta: ¿cuál es el proletariado? ¿La masa popular por excelencia intervendrá en los movimientos por la revolución democrático-burguesa y su consigna central: la tierra para los campesinos? Y vemos que son, precisamente, el proletariado agrícola y el pequeño campesino, los directamente afectados por el feudalismo, que han de marchar en primera fila en esos movimientos. Pero ¿cómo conseguiremos unir a estas dos clases, en la lucha? Yo creo que el bloque obrero y campesino es el órgano apropiado para esta ligazón, a la vez que con un permanente trabajo en la base y entre el proletariado desorganizado, nos aseguraría la dirección y la hegemonía en el movimiento revolucionario por el gobierno obrero y campesino.

Existe una intensa crisis en todas las industrias agrícolas del país y debemos encarar de lleno ese problema para utilizar y canalizar la efervescencia revolucionaria.

Resumiendo, compañeros, diré: el bloque obrero y campesino es un organismo específico, que trata de unir en un frente único circunstancial, tras de las reivindicaciones inmediatas, contra el feudalismo, contra el latifundio y contra el imperialismo, las dos capas más importantes para la lucha revolucionaria: los obreros de las industrias básicas y el campesinado, y en algunos casos, parte de la aristocracia obrera, del artesanado, etc., pero siempre con vistas a mantener la hegemonía revolucionaria de los primeros, es decir, del proletariado agrícola industrial. He concluído, compañeros. (Aplausos).

Peters (I.J.C.). ‑ Camaradas: Estando de acuerdo con el informe del compañero Luis, en líneas generales, quisiera, sin embargo, referirme a algunos puntos particulares. Primeramente, quisiera llamar la atención de los camaradas delegados, sobre la formulación de la tesis del Secretariado Latino de la Internacional Comunista, referente al rol de la revolución democrático-burguesa, en el conjunto del proceso revolucionario. Esa formulación me parece confusa. Dice[1]:

"El movimiento revolucionario de América Latina en su fase democrático-burguesa, la revolución mexicana en particular, en la época histórica actual del desenvolvimiento de la revolución proletaria mundial es, como todos los movimientos revolucionarios de las colonias y semicolonias, un apoyo, una importante ayuda a la revolución proletaria mundial. No se transformará en una parte integrante de ella, sino cuando, bajo la hegemonía del proletariado, la revolución democrático-burguesa se transforme en una revolución socialista."

Es confusa porque no expresa la ligazón dialéctica que existe entre la revolución democrático-burguesa y la revolución proletaria internacional, y es una revisión de la concepción leninista de la revolución proletaria como un proceso todo, como un periodo que comprende revueltas de proletarios en los países avanzados y la lucha de los pueblos coloniales y semicoloniales, contra el imperialismo.

Esa formulación está en contradicción evidente con el siguiente pensamiento de Lenin[2]:

"Pensar que es posible la revolución proletaria social sin la insurrección de las pequeñas naciones en las colonias y en Europa, sin explosión revolucionaria de una parte de la pequeña burguesía con todos sus prejuicios, sin movimiento de masas proletarias y semiproletarias inconscientes contra el yugo nacional, monárquico, clerical y de la nobleza, pensar así, es negar la revolución social..."

Más adelante agrega[3]:

"Quien espera la revolución “pura”, no la verá jamás. Ese es un revolucionario de palabra que no comprende la verdadera revolución."

Decía, todavía, más claramente[4]:

"La revolución socialista no será solamente o principalmente la lucha de los proletarios revolucionarios en cada país, contra su burguesía; no será[5] la lucha des todas las colonias y de todos los países oprimidos por el imperialismo, contra el imperialismo internacional."

Lenin decía también: "La revolución proletaria es toda una época que une las insurrecciones de los proletarios de todos los países avanzados, con el movimiento de liberación nacional en las colonias y semicolonias." Como esta última cita la formula de memoria, podrá provocar cierto cambio de forma, pero no de sentido.

El camarada Luis en su intervención ha precisado esta formulación y es una razón más para que la tesis sea modificada en el sentido que indico.

Segunda cuestión: es el rol del capital extranjero, del capital imperialista en los países de América latina. Sobre este punto, me parece que hay malentendidos y confusiones en los camaradas, los cuales a veces han expresado concepciones falsas, como por ejemplo, en el proyecto de tesis para el Congreso del Partido del Brasil (corregido luego por el mismo Congreso), en el cual el capital extranjero "desempeña, al mismo tiempo, el rol negativo y positivo". Estoy completamente de acuerdo con el camarada Sala, cuando exponía que si fuera así, si la penetración del capital extranjero verdaderamente hubiera desempeñado el rol positivo, toda nuestra táctica debería ser totalmente distinta. Creo que muchos camaradas se confunden en esta cuestión, viendo un cierto desarrollo industrial que provoca la penetración imperialista, y toman erróneamente este desarrollo industrial, como "rol progresista" del capital extranjero, valorando el carácter unilateral de ese desenvolvimiento y olvidando el carácter imperialista reaccionario de esa penetración. Es necesario destruir completamente la leyenda burguesa y contrarrevolucionaria, que en el periodo actual, la penetración imperialista desarrolla las fuerzas productivas de los países de América latina.

Cuando los imperialistas compran los yacimientos petrolíferos y no los explotan para mantener los altos precios en el mercado mundial; cuando impiden por todos los medios, el desarrollo de la industria pesada, es decir, la base verdadera del desenvolvimiento industrial; cuando reducen la economía de los países al monocultivo deformando el desarrollo normal del país, ¿es que frente a estos hechos se puede hablar del rol "positivo" del capital imperialista? El hecho fundamental es que los imperialistas se apoyen en su penetración sobre las fuerzas más reaccionarias del país, que adaptan su penetración al régimen feudal, a las formas semiesclavistas del trabajo bajo el régimen del gran latifundio. Con esto, impiden la reforma agraria; frenan el verdadero desarrollo aun capitalista de estas semicolonias latinoamericanas. Debemos comprender que luchamos contra el imperialismo en las colonias, no solamente porque la dominación sobre las colonias refuerza el régimen capitalista; no solamente porque el imperialismo oprime las colonias, las priva de su libertad, etc. sino también porque el imperialismo en las colonias es una fuerza profundamente reaccionaria, política y económicamente.

Creo que será útil citar un párrafo de Lenin, en el cual plantea teóricamente la cuestión de la posibilidad del desarrollo capitalista que guarde la estructura feudal por mucho tiempo. He aquí como Lenin al precisar los dos caminos que pudo tomar la economía rusa, habla de la posibilidad del proceso a que nos hemos referido[6]:

"Sobre la base económica propia de la revolución rusa, objetivamente son posibles dos líneas fundamentales de su desarrollo y de su fin. O bien la antigua economía señorial, ligada por miles de hilos a la esclavitud, se mantiene transformándose lentamente en una economía puramente capitalista de "junkers"[7]. La base del pasaje definitivo de los "otrobotki" (sistema de dependencia feudal) hacia el capitalismo es entonces, la transformación interior de la economía esclavista señorial. Todo la estructura agraria del Estado deviene capitalista conservando mucho tiempo, la característica esclavista."

O bien precisaba Lenin el problema agrario encuentra un segundo camino, el de la revolución agraria que destruye la gran propiedad y provoca el desenvolvimiento del capitalismo sobre la base de la pequeña propiedad rural, o sea, según Lenin, "la diferenciación de clases se hace tanto más rápida en cuanto los restos de esclavitud desaparecen".

Creo que estas citas de Lenin constituyen la clave para el análisis de la situación de América latina.

Después de las guerras por la independencia, que han tenido ciertas características de revoluciones burguesas, estos procesos revolucionarios han sido detenido y abortaron por la penetración del capital extranjero, lo que ha determinado, justamente, el primer camino de "transformación interior" del régimen feudal, consecuencia directa del desenvolvimiento semicolonial de estos países.

Paso, ahora, a la cuestión que se refiere a las características del irigoyenismo[8]. Hay algunos camaradas en nuestro Partido de la Argentina que abrigan dudas sobre el análisis del irigoyenismo realizado por la Internacional Comunista, al decir que es una fuerza política de la joven burguesía argentina. Esos camaradas, notando como el gobierno de Irigoyen defiende los intereses de los grandes terratenientes (en los movimientos agrarios de Santa Fe, etc.), encuentran que esos hechos están en contradicción con el análisis precitado. Esta incomprensión del carácter burgués del irigoyenismo, los conduce prácticamente a negar el carácter de clase del mismo. Esos camaradas se confunden en esta cuestión, porque toman la definición "burguesa" de una manera abstracta. Creen que esta significa necesariamente que la burguesía debe combatir "hasta la fin" las fuerzas feudales, etc.; olvidan que se trata de la burguesía argentina, es decir, de la burguesía de un país semicolonial. La burguesía argentina, justamente, porque es la burguesía de un país semicolonial, teme apoyarse en el periodo actual, sobre el movimiento de masas en lucha contra el imperialismo y las fuerzas agrarias, es por eso que renuncia a esta lucha y va hacia la alianza con las fuerzas feudales y las imperialistas, contra las masas. Es precisamente esta política de capitulaciones frente al imperialismo, que trasforma a la burguesía argentina en agente interior del mismo; justamente estas tentativas de la burguesía argentina por formar un solo bloque unido con las fuerzas agrarias contra las masas, están representados por el partido de Irigoyen. Y es claro que esta política burguesa, está profundamente ligada, por otra parte, a la estructura económica de los países semicoloniales, a la penetración no revolucionaria sino "reformista" de las relaciones capitalistas en los marcos del régimen feudal, de la cual hemos hablado antes.

El irigoyenismo no es más que la expresión política de este proceso.

En su intervención, el camarada Luis ha hablado de la estructura de la clase obrera en América latina. Esta cuestión es la más importante para toda la táctica de nuestros Partidos. Tenemos dos capas bien diferenciadas de trabajadores en estos países: una, la que pertenece a las ramas fundamentales de la producción, los obreros agrícolas, de las minas, frigoríficos, etc.; y la otra, de la producción secundaria en las grandes ciudades parasitarias. Esta segunda capa de trabajadores está en mejores condiciones con respecto a la anterior masa de explotados. Por otra parte, es justamente esta capa el objeto de la política "obrerista" de los diferentes partidos burgueses, a la que atraen por su política demagógica y por la corrupción directa a sus esferas de influencia, utilizándolos para sus luchas intestinas. La principal fuente de la insuficiencia y de las faltas de muchos de nuestros partidos es su composición social. Sus esferas de trabajo, se limitan a estas capas, que en la estructura económica particular de los países semicoloniales, constituyen la base social y económica del reformismo.

Es esta misma composición social que constituye la fuente de los peligros de burocratización de nuestros Partidos y de la perdida oportunista de las perspectivas revolucionarias. Es claro que debemos decir en esta Conferencia que la línea fundamental de nuestros Partidos debe ser orientar todo su trabajo hacia las masas más explotadas; las grandes masas de los obreros agrícolas; de las minas, etc., etc. Pero esta nueva orientación no es una cuestión de fácil solución. ¿Es esta una resolución que se puede aplicar con los antiguos métodos de trabajo, con la vieja estructura del Partido? Absolutamente, no. Esta nueva orientación necesita una reconstrucción interior casi completa de todos nuestros Partidos, para hacerlos verdaderamente aptos. Todo aspecto del trabajo de táctica debe ser cambiado y adaptado a estas nuevas tareas. Tomemos, por ejemplo, el tipo común de nuestro militante del Uruguay o de la Argentina. ¿Es ese el tipo de militante que nosotros necesitamos y que demanda las tareas futuras de nuestros Partidos? Evidentemente, no. Nuestro tipo de militante actual puede pronunciar un buen discurso; sabe maniobrar muy bien en las asambleas sindicales, pero con frecuencia sus posiciones militantes no tienen condiciones para organizar a los obreros agrícolas, de dirigirlos en sus luchas. Esta línea política de nuestros partidos, necesita un nuevo tipo de militantes de masas. (Creo que el tipo de militante como el camarada Mahecha, que pudo dirigir a más de 30.000 obreros agrícolas, a pesar de sus defectos se acerca a este tipo de nuevo militante que necesitamos.)

Para demostrar que esta orientación de nuestros Partidos impone el cambio de todas las ramas de la actividad, tomemos, por ejemplo, nuestra lucha contra los adversarios, en la Argentina.

Si nosotros trabajamos en los gráficos de Buenos Aires, por ejemplo, nuestro enemigo será el partido socialista, pero si nos alejamos un tanto de la capital federal, si vamos al campo, veremos que nuestro enemigo principal es la demagogia irigoyenista en sus diversos matices.

En esta Conferencia, el camarada Suárez nos proponía planes un poco "putchistas"; ha sido ya rebatido por otros compañeros, pero quiero subrayar una cosa exacta que nos indica la intervención del compañero delegado de México. En muchas de nuestras organizaciones, vemos deformaciones legalistas, burocratistas de nuestras formas de lucha, que están estrechamente ligadas a la base social de los mismos Partidos, de la cual ya he hablado. Un manifiesto, un mitin, un volante, y ¡nada más! Cuántas veces hemos visto que no se han hecho iniciativas para realizar los mítines prohibidos por la policía. Es necesario hacer comprender a todos nuestros Partidos, como el desarrollo del movimiento de masas, impone preparar nuestras organizaciones par el mismo. Es preciso ver también, que en muchos casos, la creación y la defensa de las organizaciones obreras en las plantaciones feudales (organizaciones más primitivas), no son posibles sin la defensa directa y física de esas organizaciones por los mismos trabajadores. La creación de los grupos de autodefensa de los trabajadores, es la tarea actual de nuestros partidos. Me parece que si es peligroso la línea "terrorista" pequeño-burguesa, igualmente es incompatible con la línea revolucionaria, el "legalismo", la concepción burocrática de nuestra lucha o bien la subestimación de la absoluta necesidad de la preparación ideológica y orgánica de las formas superiores de lucha revolucionaria.

A través de toda la discusión, surge una tarea fundamental para el movimiento comunista de América latina: la de crear verdaderos partidos comunistas en todos los países. Desde este punto de vista, plantearé la cuestión de Perú y de Colombia.

Nuestros camaradas del Perú proponen la creación de un "partido socialista" y argumentan diciendo que este partido no será más que la máscara legal del Partido Comunista, pero los mismos camaradas del Perú se refutan, cuando nos dicen que ese partido socialista tendrá una composición social amplia, que será formado por obreros, campesinos, pequeños burgueses, etc. En suma, no se trata de "una máscara legal", sino de otro partido político más accesible, como dicen los mismos camaradas peruanos. Yo creo que es necesario, teniendo en cuenta el discurso de esos camaradas, descifrar la palabra "accesible". ¿Qué significa esta palabra? Primeramente, que el Partido debe ser "accesible" a las masas; en segundo término, que debe ser "accesible" a los elementos pequeños burgueses que oscilan entre la lucha revolucionaria y el APRA; en tercer lugar, debe ser menos "accesible" a la represión gubernamental. En resumen, esta proposición consiste en la creación de un partido no proletario confuso, porque necesariamente deberá adaptarse a las posibilidades que le dará la policía de Leguía. Nuestros camaradas defienden su proposición so pretexto de ganar las masas. La idea de ir hacia las masas, de crear las organizaciones de masas, de ensayar y utilizar todas las posibilidades legales, es justa; pero el error de nuestros camaradas del Perú, consiste en esto: que han confundido eso con la formación de un partido comunista. El error de los camaradas del Perú está en no comprender que la creación de un verdadero Partido comunista, ideológicamente monolítico, es la condición previa de todo trabajo revolucionario serio; que la creación de este Partido, es la única garantía del trabajo en el seno de las masas y de la creación de las organizaciones auxiliares de masas. Permítanme los camaradas que cite un párrafo de Lenin que parece escrito especialmente para los compañeros del Perú[9]:

"La conclusión es simple: si comenzamos por establecer una fuerte organización de revolucionarios (es decir, del Partido), podremos asegurar la estabilidad del movimiento, realizar los objetivos socialdemócratas[10] y los objetivos puramente sindicalistas. Pero si comenzamos por constituir una amplia organización con el pretexto que esta es más “accesible” a la masa (en realidad, es a los gendarmes a quienes será más accesible, y además pondrá a los revolucionarios más al alcance de la policía), no alcanzaremos ninguno de estos objetivos, no nos desembarazaremos de nuestro primitivismo, y con nuestros fraccionamientos y nuestros fracasos continuos, etc..."

El carácter confusionista de ese Partido "socialista" surge desde el comienzo; es suficiente tomar en consideración su programa "mínimo" leído por el compañero delegado del Perú, sobre las municipalidades obreras y campesinas o sobre la "transformación" del ejercito de Leguía en milicia obrera y campesina.

Este es el consejo que debemos dar a los camaradas peruanos:

Cread, a pesar de todas las dificultades, un partido comunista proletario ilegal, que podrá no adaptarse pero que resistirá a la reacción; que podrá también, estudiar los medios legales para la creación de organizaciones auxiliares de masas, etc., etc. Este es el camino más corto y más seguro.

En lo concerniente a la cuestión de Colombia, acepto gustoso la invitación del camarada Prieto para hablar francamente y debo decir que el discurso del camarada Prieto es completamente malo para una conferencia comunista.

En lugar de explicar los graves errores cometidos, Prieto, por toda contestación, niega al camarada Luis el derecho a formular críticas, dando como pretexto su desconocimiento de la carta geográfica de Colombia, y ese método de discusión repito que es inadmisible entre comunistas. Prieto se esfuerza para hacernos creer que en el partido colombiano, hay dos tendencias; una (C.C.C.C.) "putchista", y otra (C.E.) verdaderamente "marxista". Creo que es necesario rechazar completamente, enérgicamente, esta afirmación. En lo que se refiere a la base política de los errores cometidos, son comunes en ambas tendencias. Tanto una como otra, no comprende la ligazón dialéctica existente entre el movimiento reivindicatorio de masas y la acción revolucionaria directa; ambas no comprenden el verdadero rol del liberalismo y hacen la política de la alianza con ellos. La base es la misma, pero hay una diferencia, y una diferencia grande. Los unos frenan prácticamente el movimiento de masas (táctica del C.C.C.C. durante la huelga bananera) porque según ellos, esto estorbaba el objetivo principal: la acción directa; los otros, so pretexto de organizar el movimiento de masas prácticamente oponen las tareas de organización a la acción revolucionaria directa, y prácticamente pierden las perspectivas revolucionarias, dando así una base para todos los elementos pequeño-burgueses, para todas las tendencias de pasividad. Los unos y los otros hacen la alianza con los liberales; pero, los primeros con el objetivo de utilización para el movimiento revolucionario, para la acción; mientras que los otros, la hacen en salones y con fines parlamentarios...

Un punto interesante en el discurso de Prieto es que queriendo defender la posición del C.E., citaba la carta de este a las camaradas de la zona bananera, después del estallido del movimiento. ¿Qué decía el C.E. en esa carta? Como directiva daba "no confundir la huelga con la insurrección": Lo ridículo de todo esto es que la declaración, en lugar de defender el C.E., lo condena, porque ¿qué significado tiene esa "directiva"? Significa que el C.E. (conociendo bien el mapa de Colombia...) comprendió tan mal la situación política nacional, que una semana antes no pudo prever al menos la posibilidad que el movimiento citado pudiese desarrollarse y pasar a la fase superior de la lucha. La misma carta prueba, con una claridad meridiana, que el C.E. no ha comprendido más que el C.C.C.C. en que forma un movimiento de masas se desarrolla en una acción armada, una huelga puede transformarse en revolución cuando ella se amplia.

En tercer lugar ‑ y es lo más grave ‑, la directiva del C.E. prueba que este no había comprendido que es justamente la tarea del partido, como vanguardia, la de ampliar el movimiento y, si las condiciones lo permiten, hacer pasar el movimiento a la etapa superior de la lucha. En suma, la solución de nuestro partido colombiano, no es la victoria de una tendencia sobre la otra, y menos aún la "victoria" del C.E. sobre el C.C.C.C. Es necesario poner fin a esta lucha por la dirección. La verdadera solución es sobre la base del análisis serio de la táctica del Partido en la huelga bananera, la rectificación de las graves errores cometidos por las dos tendencias, y la consolidación alrededor de una línea política justa, agrupando todo lo que hay de sano en el Partido, todos los elementos realmente revolucionario, capaces de organizar un verdadero Partido Comunista y de ligar este trabajo de organización, con la preparación de acciones revolucionarias, porque la situación de Colombia lo exige, porque las peores faltas que pueden cometerse por nuestro Partido de Colombia, es de no ir a la vanguardia de todos los movimientos revolucionarios, de no ponerse a la cabeza de todas las acciones de masa que se desarrollen a través de todo el país. Me solidarizo con la crítica expuesta por el camarada Luis sobre el Partido Mexicano, que ha cometido en estos últimos tiempos, graves errores. Creo que se puede decir que la base de los errores de nuestro Partido de México, es la de deslizarse hacia una línea política que reduce la acción de nuestro Partido a la presión sobre el gobierno "revolucionario", para obligarlo a ir hacia las finalidades de la revolución democrático-burguesa.

Quiero referirme a la cuestión del desarrollo de la revolución democrático-burguesa, en revolución proletaria. Me parece que esta cuestión no es todavía muy clara para muchos camaradas. De acuerdo a la concepción leninista, la revolución democrático-burguesa no está separada por una muralla de la revolución proletaria. En su desarrollo, se transforma en revolución proletaria. Se pueden resumir en las siguientes las condiciones indispensables para esta transformación, que se desprenden del leninismo:

Primero: La existencia, al lado de las contradicciones de clases, que se desarrollan sobre la base de las relaciones feudales, de contradicciones de clases propias del régimen capitalista; es decir: contradicciones de clases entre los asalariados y los burgueses.

Segundo: Tal grado de desarrollo de esas contradicciones sobre la base capitalista, que impide la burguesía tomar la dirección de la revolución democrático-burguesa.

Tercero: Tal grado de penetración capitalista en la campaña, que desarrolla la diferenciación del campesino y con esta, los antagonismos de clases en la campaña y que origina las capas importantes de asalariado, de proletarios agrícolas.

Todas estas condiciones conjuntamente con la situación internacional, forman la base del desarrollo de una revolución democrático-burguesa, en revolución proletaria. Y si planteamos esta cuestión de esta manera veremos que estas condiciones existen en América latina en gran escala, y que por consiguiente, las dos etapas de la revolución pueden estar muy cercanas.

La ultima cuestión que yo deseaba tocar es la de la consigna del plebiscito. El camarada Codovilla, hablando de la cuestión de Tacna y Arica, propone como consigna general para los conflictos de fronteras la del plebiscito. Creo que esto es erróneo. Los ejemplos de palabras de orden análogo lanzadas por el Comintern, en este caso no valen; porque han sido propaladas en otras circunstancias, es decir, allí donde existían movimientos nacionales. En este caso, la consigna del plebiscito no es más que una afirmación expresada de otra manera de la consigna general de la Internacional Comunista: "derecho de los pueblos para disponer de sí mismos". Pero en la América latina, los conflictos de límites tienen otras causas que los movimientos nacionales en los territorios en disputa. Estos conflictos no son más que el reflejo de la lucha interimperialista. Ocurre frecuentemente que en las regiones disputadas no hay población, como por ejemplo, en el Chaco Boreal. En este caso, yo creo que el compañero Codovilla no propondrá hacer votar a los mosquitos...

Evidentemente, la consigna del plebiscito no puede ser rechazada completamente; puede aplicarse en los casos concretos donde existan verdaderamente movimientos nacionales; pero de una manera general, creo que será más exacto que nuestros Partidos latinoamericanos expliquen el fondo imperialista de los conflictos que liguen esta propaganda, con la consigna de la federación latinoamericana de las repúblicas obreras y campesinas, explicando que solamente tal federación, después del derrocamiento de la burguesía nacional y extranjera, podrá liquidar estos conflictos.

Termino. Nuestra Conferencia ha demostrado con toda claridad, dos cosas: que de una parte, la situación de América latina deviene de más en más revolucionaria, que las reservas objetivas de grandes movimientos son enormes, y de otra pare, una insuficiencia de las fuerzas subjetivas, del movimiento revolucionario, y sobre todo, el desarrollo de nuestros Partidos que no corresponde con las necesidades crecientes de lucha. Esta desproporción, es la constatación más importante que debemos extraer de esta Conferencia. De aquí, para cada Partido, para cada comunista, la tarea fundamental es de reforzamiento ideológico y orgánico de los verdaderos Partidos bolcheviques el instrumento principal de la revolución. (Muy bien, aplausos).

Dellepiane. (Paraguay). - Compañeros: la discusión que se está verificando en esta Primera Conferencia nos permitirá fijar la táctica apropiada para nuestra actividad y estudiar con atención los problemas que se nos presentan a diario, recogiendo mutuamente las experiencias que tendrán como finalidad, equivocarnos menos en nuestra acción diaria.

Recién ahora empezamos a estudiar la situación del Paraguay, como es necesario conocerla, para orientar nuestra actividad. Los compañeros me permitirán que informe sobre esa situación económica, política y social del país que represento, en la forma más breve posible y con la mayor suma de datos que he podido recoger en poco tiempo.

La situación económica del Paraguay.

El Paraguay es un país eminentemente agrícola y ganadero. La tierra no se encuentra repartida entre la población, aunque hay una ley que así lo estipula, pero que solo se cumple en los contados casos en que así le interese al caudillo político. El agricultor no recibe ninguna ayuda de parte del Estado. La agricultura industrializada es únicamente la que ha tenido progreso, pues hay empresas industriales extranjeras que trabajan en gran escala, tales como la azucarera, tabacalera, molienda de arroz, de maíz, fábricas de aceite de maní etc. Los trabajos en la agricultura se desarrollan bajo formas diferentes: pe quenas propiedades (20% más o menos del total), que comprenden extensiones de 3 a 4 hectáreas; en tierras arrendadas, unos como medianeros y otros como independientes y el resto son las grandes plantaciones que explotan a gran cantidad de asalariados, los que perciben un salario de 20 a 25 pesos paraguayos por mes. Siendo preponderante, dentro del total de la población, la que se dedica a los trabajos en las grandes empresas extrajeras que he citado, es lógico pensar que la miseria tiene caracteres alarmantes en el Paraguay, puesto que abarca a la mayoría de la población. Igualmente, por esta causa, el resto de los habitantes consideran en un plano inferior a los trabajadores dedicados a las faenas agrícolas. Esta situación de miseria ha contribuído a que el campesino se decida por la organización de sociedades de resistencia, como las que existen en los departamentos de Villeta, Guarambaré, Itá, Caballero, Caraguatay, Limpio, Villa Haye, Villarrica, Iturbe, San Pedro del Paraná, Villa San Pedro, Concepción, etc.; que viene a ser una gran esperanza para el mejoramiento de la situación del campesinado. En el ramo de la agricultura propiamente dicha, el imperialismo - tanto inglés como yanqui -, no ha penetrado.

En lo referente a las condiciones de trabajo que soporta el trabajador del campo, diré que son maltratados brutalmente, que los salarios son irrisorios, que la alimentación es mala en calidad e insuficiente en cantidad. Estas pésimas condiciones de trabajo originaron la huelga potente que estalló el año pasado en el norte del país, en Nú Porá, demandando los obreros la jornada de ocho horas (la mayoría de los campesinos trabajan 10, 11 y 12 horas diarias, cuando no “de sol a sol” como gráficamente se dice…), mejor alimentación, es decir las más elementales reivindicaciones exigibles al capitalismo.

La ganadería es la riqueza fundamental del país. Aproximadamente existen 120 grandes estancias y, según el último censo ganadero, hay de 12 a 14 millones de cabezas de ganado (vacuno, lanar, caballar, mular). En la ganadería, o mejor dicho, en la industria anexa a ésta, se ha infiltrado el imperialismo, como lo demuestra la existencia de frigoríficos tales como el de Zeballos, Cué, de San Antonio. Todo indica que en un futuro próximo toda esta rama de la ganadería estará en manos del imperialismo.

Industrias.

Están poco desarrolladas y las existentes están en poder de capital extranjero. Frigoríficos: dos de capital yanqui y uno de inglés; yerbateras: empresas argentinas; empresas de transporte tanto terrestre como fluvial; empresas de luz y fuerza, etc. Todos los compañeros conocerán las condiciones verdaderamente infernales que soporta el trabajador de los yerbales paraguayos. Ha sido motivo esto de algunos estudios bien detallados, que todos los camaradas conocerán siquiera por referencia, por cuyo motivo diré que el trabajador que cae en las garras de estos vampiros ubicados en la Región Oriental y Norte del territorio, si no muere de hambre o de tuberculosis por las condiciones desgraciadas que debe soportar, es muerto por los gendarmes que tiene a su servicio el negrero que explota la región. Apaleamientos, asesinatos, trato brutal, están a la orden del día. No habrá seguramente en toda América latina, infierno mayor para el trabajador que los yerbales paraguayos. La industria yerbatera explota a más o menos 70.000 trabajadores. Mencionaré, también, a la empresa yanqui dedicada a la elaboración de tanino y que explota una gran extensión del Chaco. Sobre las condiciones de trabajo que soporta el obrero, diré que hace poco tiempo, los obreros pidieron la jornada de ocho horas y encontraron como respuesta la represión brutal y criminal de los esbirros del gobierno a las órdenes del imperialismo. Eusebio Ayala, en esa época presidente de la República, fué el héroe de la masacre.

En la capital y en Villarrica se encuentran dos molinos harineros de capital argentino. La azucarera paraguaya de Tebicuarú, en Iturbe, a pesar del nombre, pertenece a extranjeros. Los obrajes ocupan grandes extensiones del territorio y son propiedades de yanquis e ingleses.

Empréstitos.

Las finanzas paraguayas se han sostenido siempre recurriendo permanentemente a los empréstitos. De esta manera, el país debe al exterior la suma de 4.558.924.78%, que corresponde a Inglaterra. El país paga mensualmente la suma de 5.000 libras esterlinas en concepto de intereses. La concesión para la reconstrucción del puerto fué adjudicada a capitalistas estadounidenses. Mencionaré finalmente el último empréstito interno, llevado a cabo por motivo de la guerra con Bolivia.

Exportación e importación.

El Paraguay exporta cueros, tabacos, yerbas, etc., e importa tejidos, implementos agrícolas, máquinas en general. La mayoría de la importación se hace desde Buenos Aires, pero también compra directamente a Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña.

Situación política.

Sobre este punto, tocaré solamente a grandes rasgos el problema, dejando aparte los detalles. Existen dos partidos políticos burgueses en Paraguay: Liberal y Colorado. Ambos partidos no escapan a las características generales de todas las organizaciones políticas burguesas de Latinoamérica: bajo el disfraz del liberalismo, esconden el más crudo conservadorismo. Igualmente, estando los dos partidos asentados en el caudillismo, es lógico pensar que están divididos en tantas fracciones como apetitos insatisfechos existan. El partido Liberal, que desplazó del gobierno al Colorado desde hace un cuarto de siglo, está dividido en cuatro fracciones: primera, la encabezada por el doctor José P. Guggiari, actual presidente de la nación; segunda la que reconoce como jefe al doctor Eligio Ayala, el jefe más reaccionario de toda la política paraguaya; tercera, la que responde al senador Modesto Guggiari, primo del Presidente de la República, y cuarta, la agrupada alrededor de Eduardo Schaerer, ex-presidente. El partido Colorado está fraccionado en dos tendencias: una encabezada por el doctor Francisco Chavez (fracción llamada "infiltrista" por su colaboración con el actual gobierno) y la que responde al doctor Pedro P. Peña, (fracción denominada "abstencionista"), que pretende la reforma electoral para participar en las elecciones y que reclama la aceptación de la violencia para derribar al actual gobierno). Es de hacer notar que la influencia de la política argentina es enorme en el Paraguay.

Imperialismo.

Ya he dado la nomina de las empresas imperialistas que explotan las riquezas del país, por la cual los compañeros podrán apreciar que nada tiene el Paraguay que pueda llamarse "industria nacional".

Agregaré tan sólo que hasta la fecha se nota la preponderancia del imperialismo inglés sobre su rival, el yanqui, pero que éste hace esfuerzos considerables por dominar la economía nacional. Así, pues, Paraguay, como el resto de América latina, es el campo de combate entre ambos imperialismos.

Organizaciones obreras.

Comparado con otros países, podemos afirmar que hasta la fecha en Paraguay no ha llegado el momento de impedir la organización de las masas. Es cierto que al principio, se tuvo que vencer grandes esfuerzos para destruir la presión gubernamental y, más que todo, de las mismas empresas imperialistas, especialmente en el interior del país. No quiero afirmar con esto que la libertad exista en el Paraguay; pero quiero decir que todavía no soportamos la situación de fuerza en que están colocados los obreros, por ejemplo, de Bolivia, Perú y Venezuela. Quiero mencionar, también, que el gobierno no desperdicia oportunidad, -a medida que se hace más potente la organización revolucionaria-, de reprimir brutalmente los movimientos huelguistas. El último ejemplo lo tenemos en la huelga marítima.

Existen dos centrales obreras: "Unión Obrera" y el "Centro Obrero Regional del Paraguay". La primera está compuesta por tres agrupaciones: ferroviarios, "Liga Marítima" y la "Federación Obrera del Paraguay"; la segunda, cuenta con el "Centro Obrero de Concepción", el de Villarrica, Iturbe, de San Pedro del Paraná y de Encarnación. Existen, igualmente, algunos gremios autónomos tales coo el de zapateros, albañiles, panaderos.

La primera central mencionada tiene, más o menos, 14 mil militantes adheridos. En cuanto a las tendencias que gobiernan a ambas organizaciones, diré que la primera responde al reformismo de los socialistas y la segunda al llamado comunismo anárquico. No han podido llegar a un acuerdo para unificarse.

Los indígenas.

Se los considera fuera de la sociedad civilizada. La mayoría ocupa el Chaco y especialmente la región oriental. Hay comunidades primitivas que se gobiernan de acuerdo a la tradición y cuyas formas los compañeros ya conocen. Los latifundistas traen indios para sus haciendas y los someten a condiciones bestiales. Es necesario hacer notar un detalle: las misiones evangélicas han penetrado en las comunidades indígenas del Alto Paraguay.

Nuestro Partido.

Los efectivos del Partido Comunista del Paraguay, que desde hace un año es Sección Paraguaya de la Internacional Comunista, son pocos todavía. Somos un puñado de obreros urbanos exclusivamente los que formamos el Partido y actualmente empezamos a realizar actividad en la campaña, donde fácilmente encuentran eco nuestras agitaciones. Es preciso tener en cuenta que nuestro Partido ha sido fundado hace solamente 16 meses. Igualmente, también es necesario considerar que no contamos con capacidad suficiente y que será grande e intensa la labor que tendremos que desplegar para elevar más aún el nivel político de nuestros militantes. Si es relativamente reducido el número de afiliados, contamos con gran cantidad de simpatizantes que a poco de trabajar podremos incorporarlos al Partido.

Sabrán los compañeros que por motivos políticos, por desviaciones netamente anticomunistas y patrioteras, fué expulsado el ciudadano Ibarrola, quien no solamente no arrastró a ningún militante del Partido, sino que a la inversa, esa exclusión motivó la entrada de un grupo de compañeros bajo nuestra bandera de combate. A pesar de que el ciudadano Ibarrola, quien explota la ideología del comunismo por medio de su periódico individual "Los Comuneros", a pesar, decía, que ha sido el representante del Partido ante el último Congreso mundial de la Internacional Comunista, no sólo no aprendió nada en Moscú sino que retornó al Paraguay con veleidades de director político, que demostró rápidamente no saber nada de comunismo. Este ciudadano ha sido expulsado del Partido y no tiene más ambiente que en dos o tres individuos como él. No ha constituído ninguna agrupación y toda su labor se reduce a publicar el periódico mensual que he citado. Los compañeros que hayan leído los números del periódico luego de su retorno el país, habrán notado la falta absoluta de la más elemental concepción comunista, y sólo hizo lo siguiente: escribir una novela o folletín sin ningún contenido político.

Nuestro Partido tiene grandes perspectivas de engrandecimiento y podremos fácilmente sumar nuestros adherentes realizando orgánicamente el trabajo necesario. Recientemente se ha constituído la Federación Juvenil Comunista que tiene igualmente grandes perspectivas de engrandecimiento. Nuestro trabajo diario, nuestras agitaciones, se resienten, como todo Partido de reciente constitución, por falta de fondos. De esta manera, es mínima la cantidad de propaganda que podemos editar.

Los compañeros miembros del Comité Central del Partido me han encargado proponga en esta Primera Conferencia Comunista, la necesidad de crear una Escuela Leninista en Buenos Aires, para que nuestros militantes puedan llegarse hasta aquí y volver a nuestro país con el bagaje teórico tan necesario para la actividad cotidiana. Espero, pues, que los compañeros tomen en cuenta esta proposición. He terminado. (Aplausos).

Sala. (Uruguay). - Compañeros: deseo intervenir en este debate, para tratar cuatro cuestiones. En primer lugar, las posibilidades del triunfo de la revolución democrático-burguesa en un solo país de América latina. En el VI Congreso del Comintern, un camarada ruso, Travín, sostenía que la revolución latino-americana sólo podía tener posibilidades de éxito, en el caso de que estallase simultáneamente en varios países de Latino América. Por otra parte, el camarada Suarez, en conversaciones, ha expresado ciertas dudas en cuanto a la actitud a asumir en México, en vista de que el imperialismo yanqui es vecino inmediato y en presencia de una revolución, bajo la dirección del proletariado, intervendrá, tomando los puertos y las capitales, y empujando a las fuerzas revolucionarias hacia la sierra. Ante todo, hay que establecer que si la revolución está madura objetiva y subjetivamente, no es posible que nosotros la frenemos, sino que hay que desencadenarla y dirigirla hacia la realización de sus fines, sin la menor vacilación. En segundo término, debemos decir que la tésis sostenida por el compañero Travín, de aceptarse se condenaría a la pasividad, al movimiento revolucionario de cada país. -La verdad es que el triunfo de la revolución democrático-burguesa en un solo país latino-americano, es posible. Tenemos el ejemplo de Sandino, en Nicaragua. A pesar de que él no ha entregado las tierras a los campesinos, ha sido capaz de resistir durante años a las fuerzas del imperialismo yanqui y a las propias fuerzas del gobierno de Moneada. Pero una revolución que entregue las tierras a los campesinos y que luche por el mejoramiento de la clase obrera y por su liberación, que movilice, en consecuencia, a las masas profundas de los obreros y campesinos, tendrá mucho mayor capacidad de resistencia, y con la solidaridad de las fuerzas revolucionarias de los otros países, será capaz de mantener en jaque al imperialismo y a la reacción interior. Pero aún en el caso que la revolución fuese vencida en un país, ella habría hecho dar pasos gigantescos al movimiento obrero y campesino de todo el continente.

Ahora, algo sobre nuestras relaciones con la pequeña burguesía. La situación económica y política latino-americana, y la entrega de la burguesía nacional al imperialismo, determina que una parte de la pequeña burguesía -la que sufre realmente los efectos de la penetración imperialista o la dominación feudal-, sea revolucionaria. Esa pequeña burguesía puede marchar durante cierto tiempo, junto al movimiento obrero y campesino y se manifiesta simpatizante de este movimiento. ¿Cuál debe ser nuestra actitud frente a ella? Hay camaradas, como por ejemplo, los delegados peruanos, que quieren hacerla entrar en un partido socialista o socialista revolucionario, en conjunto con el proletariado y el campesinado. Sin duda, ese es un grave error. Con la pequeña burguesía se puede hacer alianza, por medio de pactos circunstanciales con un objetivo determinado; también puede hacérsela entrar en organismos de frente único, como la Liga Antimperialicsta, el Socorro Rojo, etc., pero es preciso renunciar a formar ningún partido político con élla. El Partido es siempre la vanguardia de una clase, y en el movimiento revolucionario, no debe existir más que un solo Partido, el de la clase obrera: el Partido Comunista.

Voy a referirme, brevemente, a los Bloques de Obreros y Campesinos. Hemos comprendido que la clase obrera debe aliarse con el campesinado, en la lucha revolucionaria; pero esa alianza no puede ser la base de la formación de partidos campesinos, u obreros y campesinos, ni sobre la base de que el Partido Comunista sea un Partido de obreros y campesinos… Hay una fórmula que ya se ha señalado y que efectivamente es la que conviene: el Bloque de los Obreros y Campesinos. Este Bloque es no sólo un elemento de acción electoral, sino un organismo de lucha y de movilización general de obreros y campesinos, para todas las batallas políticas, económicas y revolucionarias. El Bloque está basado en las organizaciones obreras y campesinas y en los comités de agitación de los asalariados agrícolas. Es un organismo de frente único que surge como resultado de una amplia agitación y organización en las masas, agitación y organización en la base. En este sentido, estoy de acuerdo con la formulación enunciada por el compañero Yolles. Claro está que en el Bloque Obrero y Campesino no puede entrar la pequeña burguesía propiamente dicha, la pequeña burguesía de los pueblos y ciudades. Es preciso que el Bloque no anule al partido comunista; que no lo suplante ante las masas. Hay que hacer que las masas comprendan en todo momento que el Bloque es una organización de masas, mientras la vanguardia dirigente del movimiento obrero y revolucionario, es el Partido Comunista. En el Uruguay, este problema no ha sido resuelto hasta la fecha, pero es necesario encararlo de inmediato.

Quiero hablar, finalmente, de la enorme desproporción en el desarrollo de los factores objetivos y subjetivos de la revolución latino-americana. Tenemos los casos de Colombia, México, Venezuela, Brasil, etc., donde, objetivamente, hay una situación revolucionaria. En Colombia, por ejemplo, no hay aún un Partido Comunista; lo mismo sucede en Ecuador. En otros países, el Partido Comunista existe pero todavía es bastante debil en todos sus aspectos. En general, falta una ideología clara, comunista y por, eso, se sostienen conceptos falsos, como el del compañero Torres Giraldo en el momento de la gran huelga bananera de Colombia. Se carece, en muchos casos, de una línea táctica de clase bien definida, y por tanto, se plantean los compromisos con la burguesía liberal y se recurre a los métodos de las conspiraciones militares, como por ejemplo, en Colombia, subestimando la lucha de las masas o no organizando a éstas sobre la base de los soviets, durante los movimientos insurreccionales.

El propio movimiento sindical es sumamente débil numéricamente y aún más por su falta de orientación y centralización. Lo mismo podría decirse del movimiento campesino y del anti-imperialista, que, con excepción de México, no tiene un gran desarrollo.

Es preciso, en consecuencia, hacer avanzar rápidamente los factores subjetivos de la revolución, crear los Partidos Comunistas donde faltan, bolchevizarlos y reforzarlos en todas partes, darles una ideología clara, proletarizarlos en su base y en su dirección y que ellos se conviertan, realmente, en partidos de masas capaces de llevar el movimiento revolucionario a la victoria.
(Aplausos).

(Se pasa a cuarto intermedio.)


[1] https://books.google.fr/books?id=kbsjAQAAIAAJ

Archivo de Rómulo Betancourt, Volumen 4: 1932, 1929-30 addenda

Editorial Fundación Rómulo Betancourt, 1994

El movimiento revolucionario de América Latina en su fase democrático- burguesa, la revolución mexicana en particular, en la época histórica actual del desenvolvimiento de la revolución proletaria mundial es, como todos los movimientos de las colonias y semicolonias, un apoyo, una importante ayuda a la revolución proletaria mundial. No se transformará en una parte integrante de ella, sino cuando, bajo la hegemonía del proletariado, la revolución democrático-burguesa se transforme en una revolución socialista.

[2] https://books.google.fr/books?id=qEBYAAAAcAAJ

Vladimir Ilich Lenin , Obras completas: Julio de 1916-febrero de 1917, Volumen 30

Editorial Progreso, 1985

Porque pensar que la revolución social es concebible sin insurrecciones de las naciones pequeñas en las colonias y en Europa, sin explosiones revolucionarias de una parte de la pequeña burguesía, con todos sus prejuicios, sin el movimiento de las masas proletarias y semiproletarias inconscientes contra la opresión terrateniente, clerical, monárquica, nacional, etc.; pensar así, significa abjurar de la revolucion social.

[3] https://books.google.fr/books?id=qEBYAAAAcAAJ

Vladimir Ilich Lenin , Obras completas: Julio de 1916-febrero de 1917, Volumen 30

Editorial Progreso, 1985

Quien espere la revolución social “pura”, no la verá jamás, será un revolucionario de palabra, que no comprende la verdadera revolución.

[4] https://books.google.fr/books?id=R2pbAAAAcAAJ

Vladimir Ilich Lenin, Obras escogidas en doce tomos: Junio de 1919- abril de 1920.

Progreso, 1977

Así pues, la revolución socialista no será única y principalmente una lucha de los proletarios revolucionarios de cada país contra su burguesía; no, será una lucha de todas las colonias y de todos los países oprimidos por el imperialismo, de todos los países dependientes, contra el imperialismo internacional.

[5] no, sera

[6] https://books.google.fr/books?id=F2pbAAAAcAAJ

Vladimir Ilich Lenin, Obras completas: El desarrollo del capitalismo en Rusia, Volumen 3

Cartago, 1970

Sobre la base económica concreta de la revolución rusa, son objetivamente posibles dos caminos fundamentales de su desarrollo y desenlace: O bien la vieja hacienda terrateniente, ligada por millares de lazos al derecho de servidumbre, se conserva, transformándose lentamente en una hacienda puramente capitalista, de tipo “junker””. En este caso, la base del tránsito definitivo del sistema de pago en trabajo al capitalismo es la transformación interna de la hacienda terra— teniente basada en la servidumbre; y todo el régimen agrario del Estado, al transformarse en capitalista, conserva aún por mucho tiempo los rasgos de la servidumbre. O bien la revolución rompe la vieja hacienda terrateniente, destruyendo todos los restos de la servidumbre y, en primer término, la gran propiedad. La base del tránsito definitivo del sistema de pago en trabajo al capitalismo es el libre desarrollo de la pequeña hacienda campesina, que recibe un enorme impulso gracias a la expropiación de las fincas de los terratenientes a favor de los campesinos; y todo el régimen agrario se transforma en capitalista, puesto que la diferenciación del campesinado se realiza con tanta mayor rapidez, cuanto más radicalmente son eliminados los vestigios de la servidumbre. Dicho con otras palabras: o bien la conservación de la masa principal de la propiedad de los terratenientes y de los principales pilares de la vieja “superestructura”, de aquí el papel preponderante del burgués liberal-monárquico y del terrateniente; el rápido paso a su lado de los campesinos acomodados, la degradación de la masa de campesinos, que no sólo es expropiada en vasta escala, sino que, además, es esclavizada por los distintos sistemas de rescate propuestos por los kadetes °, y oprimida y embrutecida por el dominio de la reacción. Los albaceas de semejante revolución burguesa serían los políticos del tipo de los “octubristas”o. O bien son destruidos la propiedad de los terratenientes y todos los pilares principales de la vieja “superestructura” correspondiente; y de ahí el papel predominante del proletariado y de la masa de campesinós, con la neutralización de la burguesía vacilante o contrarrevolucionaria; el desarrollo más rápido y libre de las fuerzas productivas, sobre la base capitalista, con la mejor situación posible –en la medida en que es posible, en general dentro de la producción mercantil-— de las masas obreras y campesinas. Y de ahí la creación de las condiciones más favorables para la posterior realización, por la clase obrera, de su verdadera misión fundamental, la de la tras— formación socialista.

 

[7] junker

Ursprünglich waren mit dem Begriff "Junker" jüngere Prinzen, später dann alle Söh- ne der adligen Landedelleute bezeichnet worden. Im 19. Jh. wandelte sich der Be- griffsinhalt. Zunächst als politisches Schlagwort zur Bezeichnung der Großgrundbe- sitzer von Autoren in der sich herausbildenden Arbeiterbewegung im Kompositum. "Krautjunker" mit negativem Begriffsinhalt verwendet, wurde der Begriff immer mehr zu einem Fachwort in Politik und Ökonomie. Die Prägung des Begriffs "Jun- ker" geht wesentlich auf Karl Marx und Friedrich Engels zurück. Beider Aussagen über das Junkertum hat Reinhold Zilch in einem 1981 erschienenen Aufsatz unter- sucht.(1) Er kam zu dem Ergebnis, daß es in den Werken von Marx und Engels wich- tige Gedanken und Ansätze, aber keine geschlossene Definition gibt.

Mit dem Begriff "Junker" sind Grundthesen in der marxistischen Geschichtsschrei­ bung über das 19. und 20. Jh. verbunden. Das betriff t die Aussage vom l(lass<'nkom­ promiß Bourgeoisie - Junker nach 1866 und seinen Modifizierungen bis zum über­ gang zum l moeria lismus wie auch die Charakterisierung des deutschen I mperialismus vor 1917 als junkerlich-bourgeois . U m so über raschender ist es wohl, daß der 13egriff "Junker" von der Geschichtswissenschaf t in der DDR unterschiedlich verwendet wur­ de.

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mehr zu einem Fachwort in Politi k und Ökonomie. Die Prägung des ßegrif fs "Jun­ ker" geh t wesentlich auf K arl Marx und Fried rich Engels zurück. ßcider Aussagen über das Junkertum hat Reinhold Zilch in einem 1981 erschienenen Aufsatz untcr­ sucht.(1) Er kam zu dem E rgebnis, daß es in d1..:n Werken von Marx und EnJ?els wich­ tige Gedanken und Ansätze, aber keine geschlossene Def inition gibt.(2) Hinzu komint, daß die Kategorie "Junker" in dem von Marx und Engels untersuchten Zeit raum ihr Erscheinungsbild änderte, so daß diese Aussagen im historisch-konkreten Zusammen­ hang gesehen werden müssen und daher auch teilweise widerspr üchlich sind. Das er­ laubt es nicht, diese einzelnen Aussagen als gleichwertige Teile einer Def inition zu­ sammenzufassen. Auch bei Lenin gibt es keine Def inition des "Junkers". In seinen Werken findet sich der "Junker-Begriff " - was sicher auch der übersetzung geschul­ det ist - nur selten und wenn, dann hauptsächlich zur Charakteristik des deutschen

Staates als junkerlich-bourgeois. Füt die Prägung des Fachwortes "Junker" waren aber Lenins Ausfüh rungen zu den möglichen Wegen der kapitalistischen Ag rarentwicklung bedeutsam. Ein K riterium des "preußischen Weges" war für Lenin, daß die f ronher r­ liche Gutsbesitzerwi rtschaf t langsam in ei ne bü rgerliche, in eine Junkerwi rtschaf t hinüberwächst.(3) In der Annahme, daß der Inhaber der f ronherrlichen Gutswi rtschaf t aus dem Adel kommt, wurde der "Junker" in der marxistischen Geschichtsforschung als kapitalistisch wi rtschaf tender adliger G roßg rundbesi tze r verstanden.

11cf ragt man zeitgenössische Nachschlagewerke, so erhält man im wesentlichen zwei Antworten. Zu m <.>inen werden die "Junker" - wie z. ß. im "Landlexikon" von 1912 - als ßegri ff der Politik, eine von den Linken gebrauchte 13ezeichnung für adlig<.> Ver-

treter konservativer Politik def iniert.(4) Zum anderen sind die Junker eine ßezeich­ nung der Adlir,en in den preußischen Ostprovinzen, so u. a. im "Politisch-wirtschaft­ lichen Konversationslexikon" von 1911.(5) Interessanterweise ist der "Junker-Begriff" nicht im "Handwörterbuch der Staatswissenschaf ten", dem bedeutendsten Nachschla­ gewe rk sozialer und volkswirtschaf tlicher Begriffe, enthalten. Auch in der Memoiren­ literatur des Adels f indet sich der Beg riff des Junkers sehr selten, und wenn er ver­ wendet wi rd, dann wi rd <.>r ohne nähere Erläuterung a ls eine politische Diffa mierung durch die Gegner zurückgewiesen. (6) Demgegenüber ist aber recht interessant , daß

es in vielen Memoiren eine nahezu einheitlich ausfallende Reschreibung eint>s Junkers gibt. Sie ist der von Prinz v. 1-lohenlohe gegebenen 13eschreibung des 1894/95 als preußische1 Innenminister tätigen pom mcrschen G roßgrundbesitzers Mathias v. Köl­ ler ähnlich. "Er hatte das Äußere des wohlbeleibten Landjunker s, den man sich bes­ ser im Jagdkostü m oder in hohen Stiefeln mit der Reitpeitsche in der Hand, seine Felder inspizierend vorstellen konnte; und was seine Bildung betraf , so dürf te sie nicht weit reichender gewesen sein als die der meisten seiner Standesgenossen, die Off iziere eines flotten Kavallerieregi ments gewesen waren."(7)

Die Besonderheit und Stärke des preußischen Adels hatte bis zu den Reformen auf dem Gutsbesitz und der mit ihr verbundenen Gutsherrschaft beruht. Mit der Gutsherrschaft war auch das Adelsmonopol für den Gutsbesitz beseitigt werden. Seitdem nun auch Bürgerliche Güter erwerben konnten, war bis zum späten 19. Jahrhundert aus dem Landadel, dem Stand der adligen Gutsherren, eine Klasse von Gutsbesitzern geworden, die teils adlig, teils bürgerlich waren. In den 1880er Jahren bestand diese Gutsbesitzerklasse in den preußischen Ostprovinzen, d. h. in den Gebieten der früheren Gutsherrschaft, aus 11.015 Gutsbesitzern, denen 16.433 Güter von 100 und mehr ha Fläche gehörten. 7.071 dieser Gutsbesitzer waren Bürgerliche, 3.641, also nur gut ein Drittel, waren Adlige. Das zahlenmäßige übergewicht der bürgerlichen Gutsbesitzer war im gesamten preußischen Staatsgebiet noch. bürgerlichen Gutsbesitzer war im gesamten preußischen Staatsgebiet noch größer: Mehr als ... die größeren Güter und Güterkomplexe mit mehr als 1.000 ha Fläche ganz überwiegend in der Hand adliger Besitzer, und die Latifundien mit mehr als 5.000 ha Fläche waren fast ausschließlich Adelsbesitz.39 Die Homogenität der Gutsbesitzerklasse wurde durch das an Zahl überlegene, in der Besitzgröße aber weniger starke bürgerliche Element nicht gestört. In den wirtschaftlichen und politischen Interessen stimmten adlige und bürgerliche Gutsbesitzer überein. Die bürgerlichen Gutsbesitzer wurden „feudalisiert“. Sie hatten auch die relativ — nicht absolut! — höchste Zahl an Nobilitierungen.40 Wenn auch die ökonomische Interessenlage beider Gruppen gleich war, so bcstand doch ein Unterschied in der ökonomischen Aktivität: Von den bürgerlichen Gutsbesitzern in den preußischen Ostprovinzen bewirtschafteten 84,56 % ihre Güter oder eines ihrer Güter selbst; unter den adligen Gutsbesitzern taten das nur 67,34 °/o. Die anderen Gutsbesitzer ließen ihre Güter von Pächtern bewirtschaften. Somit waren in den Ostprovinzen etwa 7.000 bis 7.500 Rittergutsbesitzer als Gtoßlandwirte tätig, nur 1.500 bis 1.800 dieser oft generell als „Junker“ oder „Landjunker“ bezeichneten Großagrarier waren Adlige.41 In der Führung der agrarischen Interessenvertretung, die während der Auseinandersetzung um die Handelsverträge Caprivis entstand, des Bundes der Landwirte (s. S4. I.), gaben dann auch die bürgerlichen Agrarier den — oft recht groben — Ton an.

[8] Hipólito Yrigoyen.

[9] https://books.google.fr/books?id=10dYAAAAcAAJ

Vladimir Ilich Lenin, Obras completas: Enero-agosto de 1902, Volumen 6

Editorial Progreso, 1981

La moraleja es simple: si comenzamos por crear firmemente una fuerte organización de revolucionarios, podremos asegurar la estabilidad del movimiento en su conjunto y alcanzar, al mismo tiempo, los objetivos socialdemócratas y los objetivos netamente tradeunionistas. Pero si comenzamos por constituir una amplia organización obrera con el pretexto de que es la más “accesible” a la masa (aunque, en realidad, será más accesible a los gendarmes y pondrá a los revolucionarios más al alcance de la policía), no conseguiremos ninguno de estos objetivos, no nos desembarazaremos de nuestros métodos artesanales y, con nuestro fraccionamiento y nuestros fracasos continuos, no lograremos otra cosa que hacer más accesibles a la masa las tradeuniones del tipo de las de Zubátov u Ozerov.

[10] Lenin se refiere al Partido bolchevique, asi dominada antes de la revolucion.


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