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El movimiento revolucionario latino americano 

 

Resolución sobre las tareas entre la mujer trabajadora

Fuente: “Resolución sobre las tareas entre la mujer trabajadora”, La Correspondencia Sudamericana 2 época, no. 27 (25 junio 1930): 16-18.

El pleno del Secretariado Sudamericano de la Internacional Comunista recuerda a los Partidos la resolución adoptada en la Primera Conferencia Comunista Latino americana sobre los problemas femeninos. En esa resolución se señalaba con claridad el rol formidable que juega la mujer en la lucha contra la explotación feudal, contra el imperialismo, contra los peligros de guerra imperialistas. Señalaba el rol creciente de la mujer en la industria liviana de América Latina, en las grandes empresas imperialistas, en toda la escala de la producción. Señalaba las odiosas diferencias existentes en todos los países entre los sexos diferencias que en realidad transforman a la mujer en esclava: es objeto de una explotación mayor, está en condiciones de inferioridad política y social.

Dicha resolución proporcionaba, por otra parte, a nuestros partidos, la forma de organización para conducir el trabajo femenino y señalaba las tareas fundamentales en este terreno de la actividad.

Transcurrió un año desde la realización de la Primera Conferencia Comunista Latino americana y es necesario constatar que nuestros partidos han hecho muy poco para aplicar esa resolución casi podríamos decir, han continuado trabajando en el terreno femenino como si lo ignorasen.

Desde los CC. CC. hasta los organismos de base, no se ha hecho ningún esfuerzo serio para estudiar las condiciones de vida de las mujeres de sus respectivos países, las formas de explotación, reivindicaciones especiales, etc. No emprendieron ninguna campaña especial para la atracción de las mujeres y durante las campañas propias del partido no han sabido encontrar las formas de ligarlas con la actividad femenina. Propiamente hablando, no ha habido, en los diversos partidos, una organización especial para el trabajo entre las mujeres explotadas.

Algunos partidos los menos, con motivo de la Semana Internacional de la Mujer Trabajadora, han realizado alguna actividad, pero superficial y completamente burocrática. Algunos partidos, también, cuentan con una Comisión Central Femenina, cuya actividad no está ligada con la actividad general del partido y que no cuenta con el apoyo decidido de toda la organización. Sin embargo la práctica enseña que cuando se trabaja en este domino de la actividad comunista, se obtienen éxitos marcados, como se puede comprobar a través de la campaña contra la carestía de la vida (Argentina) y otras campañas realizadas, aun sin contar con el apoyo total de la organización del Partido.

Desde la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana hasta ahora, el rol de la mujer en la producción continuó aumentando. Y más aún: en la lucha de clases, en las huelgas es donde la mujer explotada ha demostrado su importancia para el movimiento revolucionario con su participación activa, valiente, en muchos casos superior a la de los hombres. La combatividad de la mujer trabajadora es muy grande, y en las huelgas últimas y combates de clase habidos en la Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, etc. se ha puesto en evidencia que sin la participación de la mujer trabajadora, obreras y campesinas, no hay posibilidad de [sic: ?] luchas revolucionarias. Así por ejemplo, en las huelgas textiles de Nitcheroy y de Gavea (Brasil), en las huelgas gráficos de San Pablo, en las huelgas de los obreros del tabaco de Bahía, en las demostraciones políticas efectuadas en Mayo de 1930 en la Plaza “Maná” (Río de Janeiro), en que las mujeres incitaron a los soldados a que fraternizasen con los obreros, logrando que desobedeciesen a sus jefes; en Río Grande del Sud, en el 1º de Mayo de 1930; en Fray Bentos (Uruguay) durante las huelgas de los frigoríficos; en Bell-Ville, San Francisco. Rosario; en las huelgas de textiles y sastres de Buenos Aires (Argentina); en la famosa huelga de las bananeras (Colombia), las mujeres dieron pruebas de combatividad, ocuparon un puesto saliente y en algunos casos, han superado a los hombres.

Estos hechos son reconocidos VERBALMENTE por algunos de nuestros Partidos, pero, PRÁCTICAMENTE, ningún esfuerzo serio realizan para superar la situación actual.

Esta situación significa, en primer término, INCAPACIDAD DE NUESTROS PARTIDOS PARA LA ACCIÓN DE MASAS. Se plantea para ellos la necesidad de transformarlos en grandes organizaciones de masas, y no podrán tener la característica de tales, si no consiguen conquistar a la mujer proletaria y a la campesina En segundo término, significa que nuestros Partidos NO HAN COMPRENDIDO AÚN LA IMPORTANCIA DEL TRABAJO FEMENINO. Una declaración, mil declaraciones, no tienen ningún valor si no son acompañadas con las medidas necesarias para llevarlas a la práctica. Y no han comprendido este trabajo, así como no han comprendido, en general, el trabajo entre las masas como no han comprendido el viraje que deben realizar para orientarse en el sentido de la ola revolucionaria que se acrecienta en nuestro continente como en todo el mundo.

Y ese trabajo femenino es aún más importante en América Latina en que las características semi-coloniales de sus países, en que la estructura semi-feudal en la campaña, contribuye a una mayor sumisión política y económica de la mujer, siendo más grande el rol que juega en la producción y aumentando su importancia en las luchas revolucionarias.

El Pleno del S. S. de la I. C., después de constatar la falla fundamental de nuestros Partidos con respecto al trabajo entre las mujeres, señala, como una de las condiciones más importantes para la realización del viraje, como una de las tareas centrales de los partidos, como una de las condiciones indispensables para cumplir la consigna de transformarlos en partidos de masas, la de vivificar nuestro trabajo femenino haciendo de éste [sic: untrabajo?] del partido, haciendo que los sindicatos revolucionarios se preocupen seriamente de la atracción y organización de las mujeres explotadas, rompiendo con la pasividad pequeño-burguesa que en este dominio de la actividad se ha puesto en evidencia. Es por eso que en toda campaña general del partido no debe faltar la propaganda especial dedicada a las obreros y campesinas (volantes, carteles, manifiestos, etc.), así como la aparición de secciones femeninas en los periódicos de fábrica, de barrio, sindicales o agrupaciones. Hay que tender a que aparezca el periódico central de las secciones femeninas que deben ser las más interesadas por su aparición, pero es necesario el apoyo de la dirección del Partido para la realización de esta tarea.

Los partidos deben comprender que el trabajo femenino no es el trabajo exclusivo de una comisión central. Esa es una con concepción burocrática del trabajo bolchevique; DEBE SER MATERIA DE ACTIVIDAD DE TODO EL PARTIDO. La Comisión Central Femenina deberá dar las consignas, estudiar las condiciones especiales de vida y de trabajo de las mujeres de cada país, estudiar los métodos de trabajo, vigilar y contralorear toda la actividad en este terreno; pero, cada Comité Regional, cada Comité de Barrio, cada Célula, cada organización, deberán tener sus encargados responsables y deberán en las actividad diaria, en cada campaña, en cualquier acto de la vida del partido, realizar la actividad femenina, con vistas no solo a aumentar la influencia del Partido, a conquistar a las mujeres trabajadoras, sino también, a ORGANIZARLAS, ya en las secciones femeninas de los sindicatos ya en clubs de mujeres o en otras organizaciones [sic: colaterales?], con el fin de poder realizar entre las simpatizantes, un trabajo permanente, sistemático.

Nuestra principal tarea debe ser la de dirigirse a las obreros y campesinas, pero no debemos por ello olvidar el trabajo entre las maestras, empleadas, etc., y mujeres de la pequeño-burguesía (capas revolucionarias) valiéndonos de nuestras organizaciones colaterales para atraerlas y organizarlas, (Socorro Rojo Internacional, Liga Anti-Imperialista, Alianza Antifascista, etc.). La importancia de la organización de la mujer trabajadora es muy bien comprendida por la burguesía que se preocupa de organizarlas por medio de sus ligas patrióticas, sindicatos religiosos, sociedades de beneficencia, etc., que organizan: clubs, comedores, cursos culturales, anexos a las fábricas y talleres para atraerlas y mantenerlas alejadas de la verdadera organización clasista revolucionaria.

Los Partidos deberán estudiar los métodos de trabajo aptos para la conquista de las mujeres trabajadoras. Evidentemente, las formas de la actividad deberán ser varias según se trate de mujeres del campo o de obreras de la ciudad, de mujeres de las fábricas o de caseras, compañeras de explotados que juegan también un gran rol en la lucha; de mujeres jóvenes o adultas. Que deben variar según de trate del trabajo cultural, por intermedio de los clubs, o sindical; según la nacionalidad, etc.

Para este fin, se debe utilizar no solamente las ligazones del Partido, sino también las relaciones personales, las de las agrupaciones idiomáticas y, además, las organizaciones auxiliares.

Especialmente, los Partidos deben estudiar las variadas formas de organización de las mujeres: secciones femeninas en los comités de fábrica, en los sindicatos, clubs culturales de mujeres, organizaciones deportivas, comisiones de mujeres por barrio para ayuda de las huelguistas, colaboración de las organizaciones infantiles etc. Los Partidos deben comprender claramente que para la realización del trabajo femenino se necesitan CUADROS DE ACTIVISTAS especiales, que hasta ahora no tienen. Hay que educar nuevos cuadros para la actividad femenina; hay que formar en cada Partido, núcleos de compañeras propagandistas, organizadoras, etc. En este terreno no hay nada hecho consecuencia de la falta de actividad femenina; por eso, la experiencia es reducida y por eso el trabajo deberá ser mayor, ya que tendremos que conquistar y organizar a las mujeres iniciando una era de verdadero trabajo, en el período de agudización de la lucha de clases, crecimiento de la ola revolucionaria.

El Pleno encarga al Secretariado S. de la I. C. la creación de una comisión que ayude a los Partidos a estudiar los métodos de agitación y de propaganda las formas de organización y que sirva también para intercambiar las experiencias entre los distintos países.

La debilidad actual del trabajo femenino, es una prueba más de que los Partidos habían perdido la perspectiva revolucionaria, como constató el Pleno. En estos momentos en que los Partidos se empeñan con decisión en la vía de conformar su política a las necesidades revolucionarias del momento, deberán también, repetimos, como parte importante del viraje, encarar con seriedad y responsabilidad bolcheviques, la actividad entre las mujeres trabajadoras.


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